Durante la semanas fuimos pensando la próxima ruta, Ramón este fin de semana se quedaba en Madrid, Roberto estaba convaleciente por los dolores de espalda e hizo una ruta corta por carretera, Juan al final se ánimo a pasar la Sierra Segoviana, y nos abrió sus puertas la Sierra Madrileña. Quedamos a las 9,15h en Cerceda, en un día soleado, ya en Segovia marcaba 11 grados a las 8,30h y en Navacerrada 6 grados, un día fantástico nos esperaba en la Pedriza.
El navegador de Ramón se quedó dormido y despistado y le mandó hasta el pueblo de Navacerrada y Ramón tuvo que dar una pequeña vuelta hasta llegar al punto de destino.
Ya en grupo, éramos dos, Ramón y Juan, emprendieron viaje a la Pedriza, cantidad de coches que llenaban los aparcamientos del Parque de Guadarrama nos hacían presagiar un buen número de domingueros madrileños. Pues nos pusimos “burra a la obra”, un grupo de bikers (gente muy amable como siempre) que aparcaron junto a nuestros coches nos informaron de la ruta circular que podíamos hacer, y comenzamos a subir y subir, subir y subir… primero por asfalto con andariegos, coches y demás bikers, después ya solos con compañeros de ruta y por pista hasta la base del Pico de la Nava. Parada obligatoria con avituallamiento, unas vistas excepcionales y llamada oportuna a Roberto para darle un poco de envidia, él está en bici con Ricardo aprovechando el día expléndido y recordando la vieja burra que pesa lo suyo más el bicho de Ricardo. Nos despedimos de Robert y comenzamos a subir hasta la Nava, seis kilómetros duros, con neveros, piedras, agua… pero con esfuerzo y algún que otro tramo a pie y con casi medio metro de nieve conseguimos hacer cumbre. Coincidimos con el grupo de bikers del parking y charlamos unos minutillos, otra vez unas vistas de película. Bajada de unos 7 kilómetros donde disfrutamos de lo lindo, pero sin darnos cuenta comenzamos otra vez a subir y subir (las famosas ZETAS de la PEDRIZA) pista con buen firme, entre las laderas de la Pedriza, un olor a pino y madera fuerte que nos hace soñar en plena naturaleza, vemos cercana la Bola del Mundo, la brisa ya en altura es fría.No perdemos tiempo comenzamos a bajar, vemos un torrente pequeño que cae entre rocas y decidimos repostar agua y parar a comer al resguardo. Tras el apretón de una buena comida (un par de sándwiches) bajamos velozmente hasta el parking junto al río.Vemos un restaurante donde nos tomamos ese café y coca cola que nos “saben a gloria”.
Faltaba el pinchazo de Juan, otra vez en la rueda trasera, hoy tardamos apenas 10 minutos, aprendimos la lección del último día. Último repecho por asfalto hasta los coches y vuelta para casa. 50 kilómetros por estos parajes de la Pedriza nos han saciado de bici y montaña, ya pensamos el la próxima ruta.
“La hemos vuelto a preparar y gozar”
“La hemos vuelto a preparar y gozar”
Puedes consultar el track de la ruta aquí
Gracias de nuevo a Juan por animarse a hacer la crónica. Subiendo echamos de menos al resto y bajando a Dani.
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