lunes, 15 de febrero de 2010

Marchas largas, sin pisar el freno

Es lo que la DGT recomienda cuando hay nieve sobre la calzada y es lo que tuvimos que aplicar en algunos tramos para continuar sin problemas.



Habíamos subido bastantes veces por la pista forestal hasta la fuente de la Reina (no por comodidad si no por desconocimiento), pero teníamos en mente subir algún día por la Camorca.


Juan me envió un mail el viernes con la ruta: Segovia, camino cacera del cambrones, la granja, valsain, cruz gallega, camorca, bajada por puente minguete hasta puente de la cantina y bajada por el rio eresma hasta el ponton, y luego a casa.

El sábado lo vimos claro, teníamos que retrasar la salida lo más posible para no pillar los -4ºC que había a las 12 de la noche, así que salimos desde casa de Juan a las 11.30, bien abrigados y con ganas de entrar en calor, el sol nos animaba a adentrarnos en los pinares nevados de Valsaín.

Decidimos subir por el camino de los tanques y cordel de Santillana hasta la Gallega. Empezamos sobre un terreno algo embarrado que al igual que nosotros se empezaba a reblandecer con los primeros rayos de sol.

Según avanzábamos, el suelo estaba helado, duro como el asfalto, pero el paisaje iba mejorando: el reflejo de los torrentes helados, sin progresar por la pradera, como detenidos por el tiempo; los pinares con algo de nieve según alzabas la mirada... era un adelanto del día que nos iba a regalar esa mañana soleada.

Parada logística en la fuente de San Pedro para rellenar el bote y tirar unas fotos.



Segimos la subida dura por el cordel que en más de una ocasión nos obligó a poner el pie porque ese hielo que desde lejos nos maravillaba, de cerca resbala... y mucho!!
Pasada la cruz de la Gallega empiezo a tener los mismos dolores en la pierna derecha que comenzaron en la clásica de Valdemorillo. Se lo digo a Juan, aflojo un poco y Juan va haciéndome la subida, tirando de mi.


Vemos bajar a un biker enfundado en un pasamontañas, del que sólo asoman 2 ojos y una naricilla. Estrena bici y nos pide una llave para apretar el sillín. Juan se ofrece en seguida para apretar el tornillo y nos cuenta que ha subido con un grupo de San Cristobal, pero arriba hay mucho hielo y frío (-2ºC bajando) y ha preferido volverse.





Continuamos hasta el desvío del Cordel de la Fuenfría y comienza la nieve... el paisaje es espectacular: árboles con las copas heladas, ramas dobladas por el peso del hielo caído durante la madrugada, el grosor que se acumula en algunas ramas es asombroso.


La pista forestal se ha transformado en una pista de esquí, el crujido de la nieve al paso de las ruedas de nuestras monturas me recuerda el ruido de los esquís al avanzar en la cola para tomar un remonte. Pero sólo es el ruido, la sensación de pedalear sobre nieve polvo-dura es increíble. Avanzamos sobre alguna capa de hielo, pero los tacos de las ruedas hacen su función sin problemas. "Marchas largas y sin tocar el freno"










Tanto estamos disfrutando que nos hemos pasado el desvío que sube a la Camorca... vuelta atrás y ahora sí empieza la subida, la nieve y el peligroso hielo. Otra vez pie a tierra para evitar resbalones. Y es que pedalear con fuerza para subir y pisar con la rueda de atrás el hielo es una caída segura... Juan puede volver a montar y sigue subiendo hasta que le pierdo de vista. A mi me cuesta algo más pero consigo montar y ponerme a pedalear hasta que la rueda se empieza a clavar en la nieve e impide avanzar. Con la bici a cuestas consigo llegar hasta el refugio, donde me está esperando Juan y unos montañeros que están almorzando.


Los Reyes de la montaña
Eso es lo que se siente al coronar el cerro de la Camorca en un día despejado como el del domingo. No hay prácticamente nada que impida la visión, así que hay 360º de vistas: Segovia, La Granja y el pantano, la bola del mundo, la Mujer Muerta, montón de trigo y el pinar por donde discurre el eresma esta vez con fuerza.


Unas fotos, reponemos fuerzas, dejamos un mensaje en el refugio en recuerdo de los ausentes (Axo, Dani, Roberto y quien se anime jejeje) y a bajar que no es cuestión de quedarse frío. La bajada es muy divertida, deslizando por la nieve tratando de imaginar donde está la próxima piedra, Juan haciendo eslalon y yo siguiendo su estela.
Continuamos bajando por puente Minguete sin arriesgar, siguiendo la pista forestal, reteniendo la bici (el olor a pastillas así lo indica) hasta el puente de la Cantina. Desde ahí bajamos las bicis otra vez a su hábitat natural, buscando la orilla del Eresma que baja ávido, al igual que nosotros, que una vez pasada la zona trialera nos lanzamos por el divertido sendero hasta Valsaín. Necesitamos repostar , al menos yo porque Juan se haría "otros 20 km". Paramos en la Pradera y comenzamos con un caldito. Ya no hace frío o al menos la sensación térmica no es tan baja, pero el caldo entra solito, acompañado por una ración de croquetas, huevos y patatas... ummmm!!!

Volvemos por la cola del pantano y ahora el terreno se hunde con el peso de nuestras burras (más el nuestro, claro), el hielo de la mañana ha dejado paso a un barro que se pega a las ruedas.

Carril bici para soltar barro y otra vez el dichoso dolor en la pierna derecha. Aflojo otra vez y Juan termina haciéndome la llegada.


Espectacular ruta que habrá que repetir en verano con aquellos que hoy no han podido acompañarnos, pero... que se preparen!!!