jueves, 30 de diciembre de 2010

Esquiando por el Cerro del Puerco

El cerro del Puerco.
El cerro del Puerco es el nombre que recibe una pequeña colina adosada a la pradera de Navalhorno, que es un magnífico ejemplo de domo granítico. El carácter de atalaya sobre el valle de Valsaín, explica la función estratégica que tuvo durante la contienda de 1936 -1939. En el paseo se podrá contemplar el bello paisaje del valle, en todas las direcciones y unos llamativos restos de construcciones de la Guerra civil.

Fuente: segoviaudaz





Juan nos ha hecho de avanzadilla y el viernes llegó a pie hasta la Chorranca, abriendo ruta y poniéndonos los dientes largos. Hoy queremos subir al Cerro del Puerco, que yo ando con hora para la tradicional comida con los amigos y así tener una rápida escapatoria. Creo que no fuimos los únicos en subir, aunque no nos encontramos con los Sherpas.

Domingo 26 de diciembre. La nieve que invadió Segovia el jueves está aguantando gracias a las heladas de los últimos días. Anoche sin ir más lejos a la una de la mañana el termómetro marcaba -6ºC y esta mañana ni he querido mirar, pero he salido bien abrigado.

El día despejado completamente y un paisaje blanco en toda la Sierra nos van a acompañar, bonito regalo de Navidad.


De camino a nuestro punto de encuentro lo mismo de siempre: perros ladrando a mi paso, caballos asustadizos aguantando el frío, charcos más congelados que las pensiones de los jubilados, la portera automática y una sorpresa, ya tradicional en estas fechas: la cacera desbordada y congelada, también conocida como el “Timincancaca”, que he tenido que atravesar desmontado y quebrando el hielo para no salir por encima de la bici.

La Atalaya se ve blanca también, manchada sólo por las rocas que ponen la pincelada de color y el repetidor de televisión, que no quiere perderse esta bonita estampa. Luego supimos que los Kamorka se atrevieron a subir.


Salimos de la raqueta de Gamones y a los pocos minutos ya estamos pisando nieve, es una sensación increíble que nos iba a acompañar toda la jornada, pisar nieve polvo.



El sol empieza a desperezarse y reina sobre un cielo azul intenso. La imagen parece sacada de la estepa rusa.
  

Nosotros sin embargo parecemos el parchís.


Aquí las fichas roja y azul

Las fichas verde y roja
 Llegando al rancho de la Tejera Roberto cruza a medio gas lo que parecía un charco congelado hasta que descubre que el agua envuelve media rueda y esconde un pedrusco que a poco se da un baño pascual, aunque con 2 medias pedaladas consigue salir indemne.

Estado del charco después del cara a cara con Rober
 Seguimos hasta La Granja, donde se ve poco movimiento, será por la temperatura que acompaña, pero nosotros ya hemos entrado en calor (salvo los dedos de manos y pies). Pasado el vado de los Tres Maderos la pista forestal ya es blanca y cuesta progresar. Nos desviamos a la derecha y empieza la diversión.


Guantes interiores 15 €. Culote de invierno nuevo 50 €.  Avanzar sobre 20 cm de nieve mientras vas descubriendo un paisaje de postal... no tiene precio. 
  

Llegamos hasta donde podemos dando pedales y el resto empujando la bici, hoy con una sensación de felicidad en cada paso que damos con la bici a cuestas, pensando en la bajada.




 Entre parada y parada nos pareció ver a Papá Noel tirando del carro, cerro del Puerco arriba. Iba ligero, así que pensamos que había dejado los regalos y volvía a casa a ponerse de turrón y cordero hasta las trancas y volver a coger kilos, que a juzgar por las imágenes, falta le hacen!!


FELIZ NAVIDAD, JO JO JO

Nos entretenemos en el Cerro, comiendo algo, tomando el sol, viendo el paisaje y las trincheras que sirvieron de parapeto en la Guerra Civil.


Con la alegría de ver a Rober Noel, se cayó la cámara a la nieve y esta es la última foto que pudimos hacer, esta vez parece el Yeti que se acercaba a saludar.



Quedaba la bajada que estuvimos dudando si hacerla hacia Valsaín o hacia la Cueva del Monje, quedaba tiempo así que... bajadita esquiando con la bici, dando alguna pedalada de más para poder avanzar.

Estamos pletóricos así que seguimos subiendo hasta el puente de los Quebrados, donde nos dimos la vuelta para bajar por la fuente del ratón. La bajada haciendo eslalom, cruzando la bici en las curvas con el pie por fuera, a lo Valentino Rossi.
Nos encontramos con un grupo de unos 6-7 corredores que suben campo a través y nos dicen que la bajada por la fuente del Ratón puede estar divertida, así que sin pensarnoslo nos tiramos cuesta abajo, y lo disfrutamos. Seguimos hasta el CENEAM y volvemos por el puente Bercial hasta la parte trasera del pantano, que se está deshelando.
De camino a casa pillamos algo de barro, la nieve se está deshaciendo y deja el terreno húmedo.
 
Esperemos que para el 2 de enero la nieve nos deje atravesar la Fuenfría para celebrar la comida de Navidad en Guadarrama, nuestra ya tradicional primera comida de Navidad. No puede faltar nadie!!
 
 


lunes, 20 de diciembre de 2010

Por la Vía XXIV con los Kamorkas


"La calzada romana que pasa por el Puerto de la Fuenfría, fue construida en el siglo I a. C. para comunicar Segovia con las poblaciones del Sur de la Sierra de Guadarrama. Forma parte de La Vía nº XXIV del ITINERARIO DE ANTONINO que unía las ciudades de Mérida y Caesar Augusta (Zaragoza)."


"La Vía XXIV de Antonino, su nombre oficial, es una de las calzadas romanas más importantes de cuantas se conservan en la península Ibérica. Catalogada en 1981 Bien de Interés Cultural por el Gobierno madrileño, su recorrido es un agradable paseo."

Domingo 19 de diciembre. Suena el despertador, son las 7.15 de la mañana. Madrugón para llegar a Trescasas desde Madrid (tranquilos, que fui en coche). Salgo de Madrid con lluvia, de camino hay bancos de niebla, pero la cara sur de la Sierra está prácticamente despejada. Al pasar el túnel de Guadarrama de nuevo niebla y lluvia, en Trescasas el panorama es parecido. Son las 9.50 y llego en bici al submarino amarillo, donde está calentando Rober dando vueltas a la rotonda y Juan en la venta San Isidro charlando con Vicente que espera a los Kamorkas.

Nuestra idea original era acompañar a los Sherpas que están de celebración, pero han llegado antes el resto de los Kamorka sin las fieras (el Tigre trabaja y David kamorka de resaca), así que nos arrejuntamos al grupo, que nos llevan de excursión por la carretera del Campamento del parque robledo hasta Valsaín y de ahí hacia la Fuente de la Reina.
La subida a ritmo tranquilo, con un manto de niebla que reduce la visibilidad y rebaja la temperatura, charlando sobre el viaje a la Argentina de Vicente entre otras cosas, ¡ché viste qué envidia boludo!.
Gasofa tan simpático y risueño como siempre, haciendo comentarios y chascarrillos, vamos que ni cuesta arriba dejó de hablar.
En el grupo de cabeza Vicente, Gasofa, Juan y Roberto, creo que no echaron de menos a los ausentes.


El resto subió cada uno a su ritmo y reagrupamos en el cruce con el camino de Santiago, bueno no todos, porque a un tal Ángel no le volvimos a esperar hasta la Fuenfría. 


Entre los Kamorka encuentro una cara que conozco. Es Kike, un viejo conocido de la noche segoviana que se ha aficionado a esto de dar pedales. En esta foto casi no se le ve, pero ahí está...


Seguimos por el camino de Santiago y reponemos fuerzas en la fuente de La Reina.


Aquí nos dividimos en 2 grupos: Gasofa, Kike y yo que subimos por la calzada romana. El resto subió por el camino paralelo, más tendido y cómodo aunque se encargó Roberto de poner el tren.
Nunca había hecho este tramo completo, ya que siempre me desviaba en las ruinas de Casarás, por desconocimiento, que no por ganas. En nuestro lado encontramos los arroyos desbordados, formando bonitas pistas de hielo que nos obligan a desmontar para atravesarlas. Incluso David Gasofa se hizo un trompo.



En el puerto de nuevo división del grupo. Algunos se vuelven; Gasofa y Vicente van a bajar por una trialera que cruza con la calzada romana en algunos tramos y subir luego por la carretera de la República. Los Segobike decidimos bajar con ellos.


En la vertiente madrileña nos espera el sol, que se ha estado escondiendo toda la mañana, reservándose para nuestros vecinos de Sierra y ahora nos alienta a descender. La bajada es algo técnica pero divertida y al comienzo del descenso nos esperan las mejores vistas del día.


El terreno está húmedo, pero en algunas zonas umbrías el agua pasa a estado sólido sin avisar y hay que elevar las precauciones si no se quiere terminar haciendo bobsleigh.


Desde el camino de la república otra vez para arriba hasta la Fuenfría, con parada en el reloj de piedra, donde, si se descuidan 2 pardillines, Vicente les manda a dar la vuelta a toda la Sierra de Guadarrama.


Llegando al puerto de la Fuenfría los Kamorkas todavía tienen ganas de marcha y dicen de seguir por la Acebeda, pero para mi es suficiente por hoy y además llevamos hora. La niebla ha reaparecido con fuerza, no se ve nada a más de 100m. Nos despedimos de Vicente y Gasofa y nos bajamos por la pista forestal hasta el cruce con el camino de Santi, donde tenemos que parar a ponernos las gafas, saltan muchos perdigones de barro y es complicado bajar con un sólo ojo.


Cogemos la kuestaza en honor a los Kamorka, cañada hasta el Pontón y cada uno a su casa, que nos están esperando para comer.
Ha sido un día cargadito, al menos para mi, que llego con el estómago vacío y la reserva encendida.
Lo que sí puedo decir es que los tres disfrutamos con la ruta y sobre todo de la compañía, ¡ y si no mirad a Juan que contento terminó!

sábado, 18 de diciembre de 2010

Ciclismo extremo urbano

Buscando por "internete" cámaras y trucos de video para grabar salidas en MTB, he dado con una carrera por Londres de mensakas, unos "personajes" (por llamarlos de alguna manera) que se dedican a jugarse la vida (la suya y la de otros) montando carreras urbanas entre coches, autobuses y peatones. Ojo a las bicis que llevan, se ve que alguno va sin frenos.



Van sin casco, ¿para qué lo necesitan? ¡¡¡Qué poco iban a durar estos en las calles de Madrid!!!

lunes, 13 de diciembre de 2010

La jara de la sierra de Guadarrama

Valle de La Jarosa


"El valle de La Jarosa es un valle de montaña situado en el suroeste de la Sierra de Guadarrama (sierra perteneciente al Sistema Central), y en la vertiente sureste de la misma.[...] Podemos encontrar choperas, sauces y fresnos en las riberas y cauces. El sotobosque está constituido principalmente por helechos, jaras, retamas y enebros."

Fuente WIKIPEDIA

Domingo 12 de diciembre. Después de un puente casero, de celebraciones y comilonas sin tocar la bici (al menos yo, que Roberto y Juan salieron el lunes) toca salidita madrileña. Nos quedó pendiente una vuelta por la sierra de Guadarrama y con las previsiones que daban para hoy, pues ya tenemos plan. 
Da gusto con los Segobike, el fin de semana que me quedo en Madrid, se apuntan a hacerme compañía al otro lado de nuestra Sierra, sin dudar.
Quedamos en el polideportivo de Guadarrama, en Madrid hay bancos de niebla y una temperatura de 4ºC, pero aquí el cielo se empieza a despejar y la temperatura es suave, huele a ruta de las buenas.

Salida dirección al embalse de la Jarosa y ya pica hacia arriba. Pasamos bajo el viaducto de la A-6 donde siguen de obras. Me doy cuenta que me he dejado la cámara en el coche, pero a estas alturas no voy a volver... de ahí la cantidad y la calidad de las fotos.

Bordeamos el pantano por una pista asfaltada que recuerda en algunos tramos la subida a Abantos solo que con más coches. Han abierto la veda del cochino jabalí y tenemos coches desparramados por todo el camino, en fin, esto es Madrid...

Vemos la cruz del Valle de los caídos al fondo. Porque vamos mal de tiempo, sino nos habíamos pasado a misa de 12, que dicen que ahora es al aire libre y está muy animada.


Avanzamos por tramos de subida que se hacen interminables, siempre asfaltados, rodeados de pinos con líquenes en la corteza, indicador de la pureza del aire que estamos respirando; vamos viendo las jaras que dan nombre a este valle. Volvemos la vista atrás, el paisaje es de foto, en un día abierto en el que se ve el perfil de la Sierra de Guadarrama desde otro punto de vista y al fondo los monstruos de las torres de la ciudad deportiva del Madrid emergen sobre la niebla como fantasmas.   

Llegamos al desvío que nos va a subir por un camino de tierra en muy buen estado pero con un desnivel importante, de repente aparecemos en una claro tapizado de verde que anima a seguir subiendo hasta dar con el Camino del Vía Crucis (¿por qué se llamará así?) que para nosotros finaliza en el Collado de la Gasca, donde nos desviamos para bajar hacia San Rafael por una senda plagada de raíces y pedregales que conecta con un divertido camino que nos obliga a pisar la N-VI y llegar a San Rafael por carretera.

Sin descanso tomamos la pista paralela a la A-6 rodeando el centro de explotación de Iberpistas y con cuidado de no hacer saltar los radares a nuestro paso. Pasamos la parada de tren de Gudillos y nos adentramos en zona arbolada de nuevo. Es nuestro momento de repostar, hay un río cerca y a Juan se le ocurre hacer un curso de buceo, sólo la primera lección: pie dentro hasta el tobillo y sacarlo rápidamente.


Con buen humor y la funda de las gafas como calcetín solucionado, jejeje

Para ser una "ruta madrileña" no encontramos demasiada gente por el camino, pero de vez en cuando nos cruzamos con grupos de 2-3 bikers.


En la continuación intentamos seguir la Cañada Real Leonesa, pero en un desvío cogemos un atajo, con la bici al hombro eso sí, hasta aparecer en la senda del Arcipreste de Hita, por donde el famoso clérigo encontróse con la Serrana fea, con la que se ceba: "Tenía en el justillo sus tetas colgadas, dábanle en la cintura porque estaban dobladas, que, de no estar sujetas, diéranle en las ijadas; de la cítara al son bailan, aún no enseñadas." (dedicado a Roberto)

Descenso hasta la N-VI, el circuito de carreras por donde los coches suben y bajan a una velocidad endiablada. Nos parece peligroso subir por esta carretera hasta el Alto del León (anteriormente conocido como Puerto de los Leones) , así que buscamos una alternativa, pero no la hay. Después de un trecho con la bici a cuestas, con mucho cuidado cruzamos la carretera y por el hormigón que hace de bajante de aguas, subimos (yo con más pánico que Pepiño pilotando un avión durante una huelga de controladores) hasta un apeadero donde soy incapaz de seguir y busco un camino campo a través (otra vez bici al hombro) para coronar el puerto.  


Volvemos al camino del Vía Crucis, repostamos agua en la fuente de las Hondillas y nos tiramos por lo que podría ser el antiguo lecho de un río hasta una pista que fluye por encima de la A-6. Se ven pasar coches a toda velocidad, rodeados de asfalto, sin poder detenerse para dejarse deslumbrar por el paisaje que nos rodea. Yo he realizado cientos de veces este mismo trayecto y nunca me había fijado, será que desde tan abajo no se aprecia.

Seguimos bajando por la pista que se transforma en asfalto y empujados por la energía potencia llegamos hasta el embalse de la Jarosa, y de nuevo a Guadarrama. Damos un agua a las bicis en la gasolinera, una duchita en el polideportivo y a tomar uno de los famosos bocatas del Romantic ¿se puede pedir más?





jueves, 2 de diciembre de 2010

Rompiendo el hielo






La Pradera de Navalhorno

Este núcleo nació a raíz de la fundación, en el mismo lugar, del Real Taller de Aserrío Mecánico en 1883. 

Las antiguas casas estaban hechas de adobe y recubiertas de madera, que se protegía de una capa de grasa procedente de las máquinas de la fábrica, que le confería un color negro. Sobre éstas se entrecruzaban otras maderas de color rojo, que se obtenía de sangre de toro mezclada con aceite. Segovia Sur

En una de estas casas hay un pequeño negocio que tiene por nombre el del lugar donde está construido: BAR LA PRADERA. Es el típico bar donde se reúnen los lugareños a tomar el café y montar la tertulia, pero os aconsejo que de vuelta de alguna salida invernal por la Sierra, paréis a entrar en calor con un caldo y probéis cualquiera de sus platos o raciones. Al otro lado de la barra siempre os atenderán con una sonrisa y algo de conversación. El único inconveniente surge al intentar seguir dando pedales, después de una parada en este oasis invernal.


Domingo 28 de noviembre. Lo pasamos tan bien la semana pasada, que vamos a repetir para que Roberto se vaya aclimatando al sólido elemento.

Las temperaturas se han desplomado y a las 9.45 no hay quien pare. Salimos desde la raqueta de Gamones y con las primeras pedaladas seguimos nuestro ya clásico camino a La Granja. El terreno hoy está helado, congelado, gélido, glacial, duro como... bueno, como una piedra; los charcos se han solidificado y al pasar sobre el borde se escucha el crujido del hielo resquebrajándose... el panorama promete.

Subidita junto al muro de los Jardines del Palacio Real para calentar hasta la pista del Salto del Corzo.

Foto anterior a la pista del salto del Corzo y previa al salto de Juan, el Corzo (jeje, no me podía resistir)



Los primeros indicios de nieve los tenemos a mayor altura que la semana pasada, sin embargo la helada que ha caído durante la noche está haciendo estragos: la última rampa la tenemos que hacer a pie porque el asfalto se ha convertido en una pista de patinaje y a punto estoy de plantar los piños en el hielo.

Recuperamos el aliento con huesitos y galletas para recobrar energías, que falta nos van a hacer.


Rober viene con un virus gastrointestinal (vamos, lo que antes se llamaba una cagalera) aunque encima de la bici no se le nota. Ha pasado mala noche, pero estaba deseando volver a montar a la bailarina que estrena llanta delantera.


Cambia el terreno, seguimos al tran-tran sobre nieve dura que esconde alguna placa de hielo. Ahora sí se pone bonita la ruta, el Corzo abriendo pista, en su salsa, y los demás disfrutando de la nieve.
Grabé un video en movimiento, para estar en marcha y con la cámara en la mano, no ha quedado tan mal. Nada que ver con las producciones sherpas, eso es otro nivel.



No es el viento lo que se escucha, es el sonido ambiente.


Bajando hacia la pista de la cueva del monje vamos soltando la bici, sin tocar mucho el freno nos dejamos llevar por las sensaciones que transmite la nieve, el hielo y una cuesta abajo. En las curvas cerradas salimos cruzados, como pilotos de moto GP.


- "Por menos de esto a Juanito Oiarzabal le han amputado alguna falange".
En la bajada perdemos temperatura corporal, Roberto dice que le falta sensibilidad en los dedos de manos y pies , el tubo de la camel congelado y en los botes hay granizado, pero nada de esto consigue enfriar nuestros ánimos. Juan nos alienta a entrar en calor subiendo hacia el puente de los Quebrados y seguir por el rompepiernas de la pista de la Cueva del Monje con algo de nieve: ahora subes, ahora bajas; buen entrenamiento para coger la forma. Vemos hoy también mucho montañero en dirección contraria, parece que les han dado la salida a todos a la vez.
A la altura de un descargadero de madera, nos tiramos por una vereda que será nuestra contribución para  el I+D de la salida de hoy.

 
Se trata de la vereda de la Canaleja, parte de un antiguo paseo utilizado para unir Valsaín con Rascafría, que una vez atravesado un arroyo se convierte en un medio tubo (en forma de "U") por el que bajamos divirtiéndonos como críos deslizándose por un tobogán. 


Lo que parecía que iba a terminar en el puente de la Cantina, sigue por encima de la CL-601 adentrándose por senderos nuevos para nosotros, rodeados de vegetación y con la temperatura subiendo, la sensación de libertad y tranquilidad nos trasladan a escasos metros de lo que puede ser la felicidad.
Bueno, no a todos. Roberto viene pálido, ha cogido frío y al llegar a la carretera nos deja, prefiere llegar antes a casa por carretera.

Sigo con el Corzo por los divertidos senderos del Eresma, en esta ocasión menos transitados que en verano, pero con gente paseando junto al río. Hoy voy yo abriendo la comitiva hasta Valsaín, y es más divertido aún que ir a rueda. En el puente de los canales paramos a beber agua.


Y en el Bar La Pradera paramos a calentarnos con un caldito y a llenar nuestras almas con unos huevos con lomo y queso que quitan el sentido. Llamamos a Roberto, que ha llegado a casa, aunque ha pasado frío. Un café y varios refrescos después nos calzamos el caso y volvemos a coger el camino pero que pique hacia arriba hasta el aserradero para entrar en calor, luego bajada Bercial, caldeados con los primeros rayos de sol que han vencido a las tinieblas y al frío.


Ya en la cola del pantano, donde los robles pasan los días desnudos, y han dejado el suelo sembrado con un manto de hojas, buscamos el puente de los Kamorka, pero ha sido engullido por las aguas del pantano.


Carril bici y a Trescasas. Juan me acompaña hasta Palazuelos y se hace algún kilometrillo más hasta Segovia. Ha sido una jornada en la que hemos vencido al frío con la estufilla que nos proporciona la felicidad de una nueva senda por la que bajar.

Track de la ruta





Más fotos