"La Bola del Mundo, o Alto de las Guarramillas, es una montaña de la Sierra de Guadarrama (sierra perteneciente al Sistema Central) ubicada en el límite de las provincias españolas de Madrid y Segovia. Tiene una altitud de 2.265 metros y es la montaña más occidental del cordal montañoso de Cuerda Larga. [...] En su cima hay unas antenas para la emisión de la señal de radio y televisión y su envío hacia la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama.
Estas tres grandes antenas están cubiertas por un radomo calefactado en forma de cohete para protegerlas del hielo, son visibles desde varios kilómetros a la redonda y constituyen la mayor peculiaridad de esta montaña, [...]"
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Pues allí que estuvimos. Sábado 29 de mayo, 8.30 en casa de Juan. Hoy viene Paco de Nava, amigo de Juan y que después de enterarse de la ruta de hoy, se apunta sin pensárselo y de paso va a ser testigo de excepción del estreno de la equipación SEGOBIKE. Nos retrasamos algo y aparece Roberto con el disfraz que tanto hemos esperado - "Ya parecemos algo" ... pues es lo que nos faltaba, afianzar nuestro sentimiento de pertenencia al grupo.
Salimos dirección camino de los tanques, animados por el sol de la mañana y avanzando por los senderos húmedos que han dejado el rocío mañanero y la lluvia del viernes.
Seguimos por el camino de Santiago, asignatura pendiente que dejamos zanjada mientras disfrutamos con las vistas y el día que nos está acompañando. La subida hasta la fuente de la reina se nos hace más corta que la última vez y vamos recordando con Paco las promesas del ciclismo que han salido de Nava.
y ya se va vislumbrando el ambiente que nos vamos a cruzar hoy durante todo el camino: miles de bikers que suben desde Segovia o bajan desde la vertiente madrileña, andarines, domingueros con la mochila, la tortilla y el jamón y mucha gente corriendo, que deben estar preparando alguna prueba campo a través.
Continuamos por terreno virgen para Roberto: la calzada romana hasta el puerto de la Fuenfría con su peculiar empedrado tendido, desde donde observamos nuestro objetivo que parece tan lejano y desafiante que hace más atractivo este reto.
Sin detenernos nos lanzamos al camino Schmid, donde perdemos de vista al sr. Schmid a las primeras rampas de cambio. Paco, Rober y yo continuamos por tramos en los que se impone la bici-al-hombro, sorteando trampas para osos y de nuevo las hordas de mordor, que se van abriendo para dejar paso a las tropas de Segobike.
Este año la Vuelta tiene final de etapa en la Bola del Mundo. Según nos acercamos nos damos cuenta que van a caer auténticas minutadas. Aquí parece que es el día internacional de la subida a la Bola del Mundo, porque entre la gente que sube, la que baja y la que lo intenta, pude contar cerca de tres mil personas.
Comenzamos por un tramo con una inclinación del 20% y enseguida se escapan Juan y Rober. Van a un ritmo tranquilo pero inalcanzable para Paco y para mi. Paco amenaza desde el campamento base con no hacer cima, pero le duele más no llegar a meta que los calambrazos con los que sube. Mi estrategia es subir haciendo “zetas”, tratando de no forzar la rodilla, pero también porque no tengo otra forma de subir.
Según vamos cogiendo altura el panorama gana en espectacularidad. Las vistas de la vertiente madrileña son sorprendentes, pero hay poco tiempo para disfrutar del paisaje, hay que concentrar todas las fuerzas en la escalada.
Llegando a los dos mil me parece ver a Edurne Pasabán con sus serpas aclimatándose para hacer cumbre ¿o será el efecto de la falta de oxígeno?
El camino de hormigón es un rosario de bikers que subimos como podemos, cada uno a su ritmo, pocos ponen el pie, algunos sueltan improperios, pero todos disfrutamos con la subida.
Dudamos si bajar por la loma del Noruego, pero los calambres y la espalda de Roberto nos lo desaconsejan (lo dejamos en tareas pendientes). Bajamos hasta Navacerrada y vamos por carretera hasta Cotos. Aquí desaparecen los calambres los dolores de espalda y demás dolencias porque entre Roberto y Paco nos llevan a tren, sin que pueda dar un solo relevo, ya voy con la reserva encendida.
Pero aún queda la parte más divertida de todo esto, bajar y bajar. Desde Cotos al puente de los mosquitos por arrastraderos y caminos asfaltados, rodeados de pinos centenarios que ascienden en busca de luz y proporcionando sombra y cobijo en su interior.
Llegamos al valle del Eresma, donde disfrutamos como siempre con la zona técnica que discurre junto al río. En La Boca del Asno la aglomeración de domingueros llega a dimensiones monumentales, ya llegan en autobús y el parking parece los alrededores del Bernabéu en día de partido.
En La Granja Roberto vuelve por carretera que se le ha hecho tarde y el resto por la delgada línea roja hasta casa de Juan, donde nos despedimos de Paco hasta la próxima.
¡Nos vemos en la marcha de Nava!
Hola Ramón,
ResponderEliminarCompleta crónica la ruta Bola del Mundo,la espera ha merecido la pena, tan dura la subica como reconfortante, ya nos van quedado menos retos y cumbres segovianas, Robert estuvo de 10, Paco aguantó como un campeón con sus calambres y demás problemas físicos y Ramón pletorico con la ridilla maltrecha y trabajando como reportero gráfico encima de la burra...muy buenas fotos...que pena la bajada el noruego...
El domingo a ver a los amigos de Nava, estreno de Axo y trabajo en equipo...
Chicos,esta ruta la hice exactamente igual a finales de mayo,es preciosa y durilla eh.un saludo
ResponderEliminarComo dice Miguel la ruta es exigente pero merece la pena en todo su recorrido. La subida a la bola, aunque sea a rastras pero las vistas que esperan arriba no te las puedes perder
ResponderEliminarHola Miguel,
ResponderEliminarAnimate a venir cuando quieras, estas invitado.
Ya habrás visto el plan que llevamos siempre...
Un saludo
Un saludo para todos los bikers de Segobike.
ResponderEliminarPaco, se te veia fatigado; saludos, DGR.