viernes, 12 de julio de 2013

Fuente del Intendente y La Alternativa


Pocas veces me arrepiento de acometer una subida. 
Si no fuese por la recompensa que espera arriba en forma líquida, me habría asegurado de precintar la zona para evitar futuras tentaciones. La subida a la Fuente del Intendente en bici podría estar catalogada por Naciones Unidas como una auténtica tortura, ya que al menos se incumplen una veintena de derechos humanos, además de infringir claramente el tratado de París pues llegamos a invadir parte de Yugoslavia.

7 de julio de 2013. San Fermín. No me dio tiempo a ver el primer encierro, a las 8.30 nos habíamos citado en Parque Robledo los siguientes mozos por orden de aparición: Roberto, Nino, Michel, Javi, Peli  y yo.Y es que los tres últimos llegamos con media hora de retraso sobre el horario previsto porque Isaac destalonó en un salto en mitad de... ¡¡el carril bici!!


Tuvimos que escuchar de todo mientras intentaba el pobre Isaac meterle presión al tubular con la bomba de mano: ¡¡globero!!, tuercebotas!! pudrecolchones, revientabaúles, cierrabares, so-mugroso, hocico-pollo, pregonao,  mangasdehumo, correncueros, pisamostos!!.... Finalmente sacó la cámara...


Yo no digo nada... El que quiera ganar dinero invirtiendo en bolsa que se apunte a nuestras salidas. Dinero fácil y seguro. Día que pincha Peli, al día siguiente sube Michelín en bolsa.
Menos mal que nos tenían preparada la alfombra a la entrada del pontón para no volver a pinchar. Se estaban preparando para celebrar el Triatlon de Valsaín y estábamos en la primera transición.


Míchel hizo de guía durante la etapa, y la verdad que me encantó cada uno de los senderos por los que nos metió. Entramos por las depuradoras, huertas y campo de polo para enlazar con una desconocida senda entre robles y algún sendero conocido hasta Los Tobarejos.


Hasta ese momento tenía la esperanza de que la Fuente del Intendente había quedado tan lejos que nadie querría ir para allá. Enfilamos hacia la Chorranca. Mi gozo en un pozo, o en una fuente. Y es que la primera y única vez que intenté subir a la dichosa fuente, debió coincidir que la habían cambiado de lugar porque con una sudada considerable, sin aliento, subiendo por donde las líneas de nivel están más juntas y todavía no había rastro de fuente ni de agua, así que me di la vuelta y juré no volver a pisar esos terrenos. Hoy tendré que vencer esos miedos.
Al menos decir que las sendas están preciosas, ¿qué tendrá este pinar que conserva la humedad incluso a 35ºC y crecen los helechos por encima del casco?


Esta zona es algo técnica y pierdo el ritmo (además del resuello) al echar pie a tierra un par de veces. Paro a descansar y a descubrir el pinar en su esplendor.


En la Chorranca hago una parada para beberme medio arroyo, llenar la botija, la camel y la zapatilla, que en un mal apoyo meto el pie en el río. Ese pie fue el más fresco el resto de la ruta.
Se terminaron las pocas esperanzas de evitar al intendente cuando amenazaron las primeras rampas con un 10-15% de desnivel, que se va incrementando hasta un 20-25% y con pasos complicados entre piedras. En unos 2 kilómetros se asciende 400 metros. Como se puede apreciar en la foto, parece llano.


Fueron necesarias varias paradas, un rato de empujar la bici y otro de llevarla andando, por pasos que los corzos rodean para evitar lastimarse, donde las cabras montesas dan la vuelta, los lobos esteparios esperan pacientemente sus presas y donde la mosca común no vuela por falta de oxígeno.


Hubo un momento de indecisión hasta que Míchel hizo de avanzadilla y tras varias horas sin saber nada de él, apareció con agua en las manos, una cerveza bien fría y medio kilo de patatas. O había encontrado un chino o tenía que ser por allí.


Un rato más de porteo de bicis, 100 metros más de desnivel salvados, de repente un giro a izquierdas y un tramo por donde se podían dar pedales. ¡¡Qué bonito!! Tuve que obligar a mi cerebro a recordar cómo se pedalea y dejar de empujar la bici.


Señores, aquí la fuente. Fuente, he aquí unos señores. 


No sabemos si por el efecto de la altitud o por la falta de oxígeno, el agua que mana de esta fuente es la más fría, fresca y rica de todas las catadas hasta el momento. Estuvimos buscando la nevera de donde sale este líquido elemento, sin dar con ella.
En su defecto encontramos el cartel que da nombre a la fuente tirado en el suelo y que dejamos recogida, señalizando el manantial.



Después de un merecido almuerzo amenizado por Nino en plan club de la comedia, volvemos por donde hemos venido... más o menos... tirando dirección del Boquete alto de Majalgrillo


Como su propio nombre indica es un boquete, está alto (hay otro boquete bajo) y grillo majo no encontramos, pero si una colmena de hormigas cabreadas, capaces de devorar al más pintao. 


Tras varios arañazos, rasguños y otros altercados con el follaje, terminamos encontrando una pista ancha que nos devuelve al lugar de partida. Aquí Míchel nos quiere enseñar "La Alternativa" al K7, así que todos le seguimos. Primero saltando rocas, luego metidos por una senda preciosa rodeados de helechos, sin salir de la sombra. Fue el gran descubrimiento del día. El sendero es muy divertido, atraviesa varios arroyos y termina en la Boca del Asno donde aterrizo con una sonrisa de oreja a oreja.


La Boca del Asno es un hervidero de gente, imagino que madrileños en su mayoría que tratan de huir del calor de la kapital. Volvemos por los "siempre-divertidos" senderos junto al Eresma que hoy albergan la segunda parte del triatlón de Montaña de Valsaín. Se impone un ritmo de carrera y vamos adelantando triatletas hasta llegar a Valsaín desde donde iniciamos nuestra vuelta a Segovia por carretera para no llegar tarde, en un día que ha dado mucho de si.



lunes, 8 de julio de 2013

Cuelgamuros - Abantos: Un clásico por la sierra madrileña

"Abantos ha sido una ascensión a la que la organización de la Vuelta a España acude con frecuencia para completar el recorrido antes de culminar en Madrid. En los últimos años ha sido protagonista en numerosas ocasiones. Baste recordar la edición de 2003, cuando tuvo lugar una cronoescalada el penúltimo día al alto de Abantos, o la de 2007 cuando se hizo un doble paso por este puerto. Pero, francamente, excepto la primera parte, con rampas que llegan al 17% no es un puerto grande (pero al que sí se le da protagonismo)."



Etapa que ya puede denominarse como clásica que partiendo del polideportivo de Guadarrama recorre por anchas pistas los parajes con mejores vistas de la Sierra de Madrid y 3 elevaciones: Cuelgamuros, Abantos y Collado de la Mina. Aunque es recomendable realizar esta ruta en primavera por su calidad paisajista, tampoco es descartable realizarla en verano pues en gran parte de su recorrido vamos cobijados por los generosos pinos serranos.




30 de junio de 2013. De nuevo he conseguido engañar a Juan Carlos para salir a las 8.30 desde Guadarrama, esta vez desde el aparcamiento del polideportivo. 
Juan Carlos de nuevo aparece puntual, dos de dos, llevamos buena racha. En el párking se producen dos hechos preocupantes: al coche que está aparcado a mi lado le han reventado la luna (pensamos que fue durante la noche) y el segundo y no por ello menos peligroso, una música ratonera a todo volumen que sale de uno de los chalets de al lado. Quitamos de la vista cualquier objeto que pueda atraer a chorizos y mangantes y comenzamos a pedalear dirección La Jarosa, iniciando la ruta cuesta arriba, como debe ser.
Me doy cuenta a la altura del pantano de encender el gepese del móvil, así que el track que grabé no termina de ser circular del todo.

En un momento de lucidez mental nos da por buscar una alternativa para llegar al muro del Valle de los caídos. Mal hecho. Aparecemos en una pista polvorienta que termina en ninguna parte, donde están haciendo limpieza de ramaje y arboleda que nos obliga a pasear la bici al hombro hasta que enganchamos de nuevo con el sendero bueno. Perdimos algo de tiempo y bastantes fuerzas en la pateada, nada que no pueda reponer un trozo de manzana que encima se me fue por otro lado.


Un poco más de ascensión hasta llegar a nuestro primer mirador en Cuelgamuros, desde donde se tiene una vista de la colosal cruz del Valle de los caídos y de la abadía benedictina de la Santa Cruz que descansa a sus pies.


Seguimos rodando, realizando parada obligatoria en una de las fuentes de aguas no tratadas más frescas y mejor sabor del lugar.
Otra subidita y el siguiente mirador de 180º se abre a nuestros pies, con la Sierra de Guadarrama a dos alturas, vamos intentando descifrar cada pico: Mujer Muerta, Siete Picos, Bola del Mundo, Peñalara...


Fotos de rigor y a bajar por un cortafuegos, que aunque está bien acondicionado, tiene mucha piedra suelta. Tan bien se nos da que me termino pasando el desvío, por lo que tengo que retroceder unos metros arriba.


Seguimos bajando entre piornales que aportan su toque de color hasta llegar a la pista asfaltada que sube desde El Escorial y que nos lleva a Abantos.


Aquí tenemos que decidir si subir Abantos o hacernos una Silla del Rey para volver por ¿Villalba? No se yo qué es peor, así que le digo a Juan Carlos que prefiero seguir subiendo entre pinos que llanear al sol; hay que continuar con el entrenamiento en altura.
Las últimas rampas hasta el alto de Malagón son las peores, con una inclinación del 17%. Dice Juan Carlos que hubo una etapa de la vuelta a España 2011 que llegó hasta aquí. Lo dudo, porque el asfalto está muy roto y no hay suficientes pintadas, así que si hay alguien que nos pueda decir exactamente cual fue el recorrido de la etapa de la Vuelta 2011 (creo) con final en El Escorial, que deje un comentario.

Juan Carlos aporta la siguiente información: Tengo la prueba definitiva sobre la llegada de una etapa de la Vuelta a España al Monte Abantos
Año 1999. Victoria del mítico Laiseka


Desde aquí hasta el puerto de Abantos (1.640 m) coser y cantar.


Nos dejamos caer hacia la vertiente Abulense, con el asfalto mucho mejor cuidado, ¡donde va a parar! En Madrid tendrán dinero para Olimpiadas pero para arreglar la carretera... El caso que es preferible, así intentan subir menos domingueros en coche.
Descenso rápido hasta una pista aburrida y monótona que nos deja junto a la carretera de subida al Collado de la Mina, donde esta vez sí atacamos la senda que sube paralela al río, que está bien sombreada y nos hace sudar algo más que por el asfalto.


Se me hace algo dura la llegada al Collado de la mina. Coronando se ve que hay una concentración/ excursión del mítico jeep Willy, donde se podían apreciar auténticas joyas militares.


Quedaba la parte que más le gusta a Juan Carlos, bajar y bajar por un camino pedregoso y algo suelto, donde tienes que ir sujetando la bici para no embalarte. Incluso adelantamos algún coche.


También nos cruzamos con una pareja que subían en bici, la muchacha que iba detrás del chaval, sudando la gota gorda y con la cara roja del esfuerzo parece que iba pensando en la separación o nulidad matrimonial. Seguro que todo empezó con un: - ¿Te vienes a dar una vueltecita en bici?

La vuelta se hace rápido siempre por pistas para llegar a una hora prudente al coche, asegurarnos que no nos han robado nada y de vuelta a Madriz a pasar calor.




jueves, 27 de junio de 2013

Cueva Valiente

"Cueva Valiente es una montaña de la Sierra de Guadarrama en el Sistema Central, centro de España. Tiene una altitud de 1.903 metros [...]En las inmediaciones hay muchos restos de construcciones bélicas que datan de la guerra civil [...]Otra de las hipótesis sobre la procedencia del nombre de "Cueva valiente" es la existencia de una cueva de unos 15 metros de profundidad situada en la cara de San Rafael."
Fuente: Wikipedia



Juan Carlos, que ya es un verdadero conocedor de la cartografía madrileña, me propuso atacar el alto de Cueva Valiente presentándome 3 alternativas, a lo que accedí sin pensarlo, conviniendo con él un horario prudente de vuelta a Madriz.

16 de junio de 2013. Y por fin salió el sol y con qué ganas. Después de cargar la bici en el coche y llevarla como una señorita hasta Guadarrama me doy cuenta que la montura que utilizo para salir por Madrid no ha sido revisada convenientemente (bueno, inconveniente-mente tampoco se revisó). Imagino que JC se retrasará y así poder ajustarla un poco, pero hoy Juan Carlos es puntual así que rezo dos padres nuestros y a esperar que ocurre con las primeras pedaladas.

Salimos directamente desde el embalse de La Jarosa para ganar tiempo y ya nos esperan las primeras rampas, sin calentar ni nada. Vamos ganando altura por una pista asfaltada que empieza a romperse hasta quedar sin asfalto abriéndose unas vistas maravillosas. Foto con dedo incluido.


La subida es larga pero llevadera. Termina en el collado de la Mina, desde donde tomamos asfalto para ganar tiempo, aunque un senderito junto al río nos estaba llamando a gritos: -Venid, bobos que esto es más divertido!! Veniiiiiddddd! Ya te probaremos, ya!
Continuamos hasta el camping de Peguerinos, un salto de valla después estamos pedaleando por un entorno increíble, metidos entre árboles y rodeados del verde clorofila que han dejado las lluvias.
Vamos en animada conversación hasta que llegamos al desvío a nuestro reto: Cueva Valiente. Lo imposible aquí es llegar arriba sin poner el pie. Un camino asfaltado que por el efecto de la erosión de los torrentes se ha roto en mil pedazos y ha dejado la subida impracticable, parece el escenario de un terremoto. 
Juan Carlos sube más ligero pero también tuvo que poner el pie. Me está esperando arriba, algo encogido por el viento que sopla y admirando unas vistas fantásticas.


Fotos de recuerdo y a resguardarse que hay corriente, se habrá dejado alguien la puerta abierta por allí arriba.


La vuelta por un "atajo" imposible de ciclar, una trialera de las que le gustan a Juan, de esas en las que salta de la bici para cogerla en volandas y sale brincando como un corzo entre el pedregal gritando: -"¡¡Este es mi terreno!!"  
Había que llevar mucho cuidado para no torcerse un tobillo. Luego la senda se convierte en una bajada técnica de las de culillo atrás y a disfrutar.  El atajo nos devuelve al collado del Hornillo donde el track marca un camino contrario a la llegada a una hora razonable a casa, así que vuelta por el collado de la Mina y a bajar hasta los coches.


La bajada es interminable, parece mentira que hayamos subido esto antes. Mucho pisteo, por lo que hay que ir sujetando la bici y cuidado en las curvas que está la arena muy suelta. Llegada al coche en tiempo record, sin ningún contratiempo y a salir pitando a Madrid a atender a la familia.

Le prometo a Juan Carlos que repetiremos por estos parajes, pero con más tiempo...




martes, 28 de mayo de 2013

Calamares a la segoviana: Segovia - Madrid en bici

Bocata de calamares. ¿Alguien sabe cómo ha podido un bocadillo de un producto que crece en el mar convertirse en uno de los platos típicos de la gastronomía madrileña? Pues después de investigar un poco no lo tengo muy claro, pero desde luego que el "fast food" madrileño no tiene desperdicio.




26 de mayo de 2013. Día marcado en rojo en nuestros calendarios. Después de dar la espantá un mes antes por "condiciones climatológicas adversas", el día de hoy no podía fallar. 
Amanecía despejado, con previsión de tormentas para la tarde y el acueducto ya saludaba a los primeros en llegar y despedía a los últimos borrachuzos. Eran las 7.30 de la mañana (de la madrugada para alguno) y quedaba un largo día y muchos pedales para llegar a tomar el ansiado manjar: bocata de calamares regado con una cerveza de las güenas.


Ayer a las diez de la noche el guasap era un hervidero con preguntas sobre la vestimenta. Y eso que Nacho había hecho las tareas de inspección previas el sábado, pero había muchas dudas sobre lo que nos podíamos encontrar en la Fuenfría a las 9 de la mañana. Desde luego yo contaba con algo de nieve.

Por un lado triunfó la manga corta a cuadros, bermudas y botín o en su defecto cubre-botas. Lo ideal para pasar inadvertido en la Plaza Mayor como un turista más y que te intenten robar la cartera, como a todo  buen turista que se precie.


Y por otro lado la lycra marca-paketi, térmica, chaquetilla de manga larga o cortavientos y pierna rasurada. Ideal para pasear por Chueca sin que nadie se de la vuelta para mirarte.

de izquierda a derecha: Juan Carlos, Víctor, Rober, Peli, Javi y yo

Un grupo hetereogéneo tanto en las pintas, como en las monturas, como en el bello en las piernas (ay! qué poco masculino es eso!!) y sobre todo en el estado de forma... Pero bueno, ahí estamos, dispuestos a tragarnos más de 100 km. Parecemos un equipo y todo. 

Iniciamos el paseíllo con algo de retraso acumulado y con el alguacilillo tajado como un perro.

Falta Juan en la foto de los primeros espadas calamares. Me llama diciendo que ha pinchado antes de salir de casa (si es que eso es posible) y que nos espera en el Arco de Madrid. Terminamos de atarnos los machos y nos ponemos en marcha.


La muchedumbre se agolpaba en las calles para despedir la expedición de calamares, incluso por aire querían acompañarnos. Hasta 8 globos contamos y 7 globeros.



En el arco nos esperaba Juan también disfrazado de Segobiker y con cambio de neumático ya realizado. Exactamente había cambiado la rueda de su hermano con llanta y todo, por la suya. No tendría que volver a pasar por boxes, puesto que su estrategia era a una parada según sus mecánicos. 

Ojo a la foto cómo miran Víctor y Javi, vaya usted a saber qué.

Jo, qué piernas!
 Salida al fin de Segovia por el camino de los tanques, también conocido como "the tanque's road".

- ¡Igual hacemos menos kilómetros por el peaje!

El cielo era un espectáculo. Cielo azul salpicado por pequeñas nubes perfectamente alineadas.
Igualito que nosotros... Sólo comentar que me fue imposible hacer una foto del grupo completo estirado.
Cuando no era por que el grupo se dividía y no entraban todos en el encuadre...


Era porque alguno se me desviaba del camino para ir por el sendero de al lado a dar un salto...


 O porque me pillaba el sol de cara...


 O se montaban ¿abanicos?...



 Total que fue imposible... y ¡qué coño!, que sin mirar por el objetivo, bastante bien han salido las fotos.


 Comienzan las primeras rampas y cada uno vamos a nuestro ritmo. Subiendo por el cordel de Santillana es donde más barro vamos a encontrar. En una pequeña tolla tengo que echar pie al suelo y al dar el empujón para volver a dar pedales se me sube la bola (de la pierna derecha) y tengo que parar a estirar con ayuda de Víctor. Puedo seguir dando pedales, reagrupamos y leña al mono.


La pradera que sigue este tramo me encanta. La hierba que en ella crece no sobrepasa los 15 centímetros y aunque el Barça pondría alguna pega para jugar aquí, es como un imán para las ruedas que impide avanzar de forma proporcional a la fuerza empleada mientras te da una sensación de frescor. Es ahora cuando mejor está, cuando llegan las inclemencias del verano no es lo mismo.
Bueno, una foto vale más que mil palabras.


Subiendo me sigue molestando el gemelo y empieza un dolor en la rodilla izquierda que a día de hoy todavía siento. Empiezo a temer por no poder continuar dando pedales en estas condiciones, así que para no forzar más, tiro por la pista asfaltada, en compañía de Juan y Juan Carlos mientras el resto enfila el camino de Santiago.
Juan lleva la solución a mis males en su mochila: radiosalil. Paramos para embadurnar las zonas afectadas a ver si entran en calor. Las sensaciones no son buenas del todo pero puedo dar pedales sin mucho dolor. A seguir hasta la Fuente de la Reina donde nos espera el resto.

- Va por ustedes!

Primer avituallamiento serio de la jornada donde aprovechamos los hermanos para darle aire a las sus-pensiones y yo de paso me doy un baño de radiosalil en la rodilla.


Y sin más demora y Jaime de Aragón volvemos a los pedales con ganas de quitarnos la primera dificultad montañosa de la jornada.


La subida por el siempre aburrido y empedrado camino de la Fuenfría, donde esperaba ver algún atisbo de nieve o de barro. Sin rastro de ninguno de los dos elementos. En una semana han desaparecido los 20 cm que cayeron el domingo pasado... Por arte de magia, así como llegaron, así se fueron. Ni ríos, ni barros. Esperemos pasar un verano abastecidos de agua al menos.


Por lo menos el mejunje empezaba a hacer efecto y la rodilla por fin había entrado en calor.
- Qué bien huele a Eucalipto!..- decían los pajaritos del campo. No era eucalipto, era el radiosalil que inundaba el ambiente. Los que venían detrás de mi iban despejando nariz y garganta. No dieron positivo, pero habrá que esperar al contra-análisis


Una vez arriba nos dividimos en dos grupos: los de las dobles para hacer una bajada "tésnica" a la par que divertida y los de las rígidas para bajar cómoda y rápidamente.


Aquí los de las camisas a cuadros desaparecieron rápido de nuestra vista, hasta que entró en juego la estrategia de Isaac e inicia la primera parada para el cambio de neumáticos. Ha pinchado en alguno de los múltiples saltos que dio y toca parada para cambiar la cámara. Según las instrucciones de equipo tendrá que cambiar la llanta si no quiere ser penalizado por la FIA porque sale a una media de 2 pinchazos por ruta. 


Las acciones de Michelín en el mercado de valores se han disparado desde que Isaac monta en bici, y no es coña. Desde el verano pasado los títulos del muñeco michelín se han revalorizado un 43%, con un retroceso al principio de año, coincidiendo con la tubelización de la rueda delantera por parte de Isaac.




Una muestra de cómo va el país: uno trabajando, 2 mirando y dando instrucciones y otro haciendo fotos... Menos mal que Isaac ya tiene cayo en esto y en un plis-plas ha cambiado la cámara, ha engrasado la transmisión, ajustado los frenos, centrado las ruedas y con su infalible manómetro ha metido 3,4 kilos de presión.

- Cuidado con la válvula! - Dale más aire
-Mete el desmontaaaaable bien!!

Sí que es de agradecer que eligió un lugar con vistas inigualables al valle. Gracias Peli!! Eso le salvó, porque si no yo habría ido tirando, si eso...



En lugar de ir tirando me adelanté un poco, para poder hacer unas fotos de la peña bajando como locos.



Y estas son las únicas fotos que pude hacer de la bajada, porque otra vez los jodíos saltimbanquis desaparecieron de mi vista entre cabriolas, piruetas y brincos. La verdad es que fue una de las zonas más divertidas de la ruta, pero al mismo tiempo la más peligrosa, una distracción aquí y vas lastrado toda la etapa. 
Los asalta-cabras no pararon hasta que el camino se puso en modo "sin piedras", donde pude reunirme con ellos no sin antes poner en peligro "mis integridades físicas" en una recepción.


Terminamos reagrupando en Navacerrada, donde llevaban un rato esperándonos los rígidos. A comer otro poco que el camino es largo y hay que reponer fuerzas. 
La ruta ahora discurre a partir de Navacerrada por el camino de Santiago y se convierte en un sendero divertido para todos. 


Mucho más seco que cuando lo recorrimos Juan Carlos y yo, un mes antes, en labores de reconocimiento, cuando el agua de los arroyos desbordaba y fluía por el mismo camino.



En una torrentera provocada por la erosión del agua, se nos cae Roberto en la típica caída del "estando parado". 
Consecuencias: algún rasguño sin importancia y una rueda delantera retorcida que parece que no va a mas. 
Para dejar a Rober fuera de juego hace falta mucho más, ya lo intentó una piedra más peligrosa un par de años antes y tuvo la misma suerte. Retoma la marcha como si nada y a seguir.
Repasando las fotos me he dado cuenta que en este tramo nos cruzamos con más ciclistas que por el carril bici, algo inusual. Y encima, los que nos cruzamos eran de los que devuelven el saludo!!  Inaudito.


El sendero pasa a pista ancha por donde sí se puede decir eso que todos hemos pensado... "si de Segovia a Madrid... es todo cuesta abajo!!". Aquí ya vamos todos juntos, frenando a los gallos del pelotón a base de esconderles el camino, dando las indicaciones en el momento oportuno.



El día continúa acompañando, se empieza a notar el calorcillo de la primavera y sopla un poco de viento de cara (esto es para Carlos de Andrés: ni idea en qué dirección soplaba) , lo que puede ser un infierno cuando lleguemos al carril bici con más de 80 kilómetros en las piernas.


A lo tonto, a lo tonto, hemos llegado al área recreativa del embalse de Manzanares, nos queda por recorrer la otra mitad del paseillo de hoy. Creo que los que saludaban a la cámara aún no eran conscientes, pero se les veía tan contentos que no sería yo quien les desanimara.


Último tramo de subida antes del siguiente avituallamiento. Vamos ganando altura y el paisaje de la Cuenca Alta del Manzanares se va abriendo a nuestros ojos.


Siguiendo con las tradiciones Sherpas (que se nos quedaron marcadas a fuego aquella primavera del 2011), buscamos la roca para la comida, que el hambre aprieta.


Y el sol también aprieta. Algunos van buscando las rocas para guarecerse, aunque a mi personalmente me parecía la temperatura ideal para tomar unas chuletillas, un cuarto lechal o incluso una paella con su jarrita de sangría, también habría caído. 


En su defecto el menú del día consistió en unas barritas energéticas, geles "powderizantes", almendras a puñaos, alcagüeses, güesitos y hasta fruta. Todo regado con un magnífico caldo de la Fuente de la Reina, para quienes todavía les quedaba.



Desde esta posición, también hubo tiempo para atender a los medios acreditados, a través de las redes sociales, que para eso sí hay dinero.


Foto de grupo antes de continuar. Creo que me costó más reunirles a todos para que posaran encima de la piedra, que hacer un corta y pega con el foto-sop (de ahí la calidad de la foto) en el que aparecemos todos, incluso Juan Carlos que parece que venía al bautizo de parte del novio.


Continúa la ruta con una larga bajada por una pista con mucho canto. Víctor, que tiene más valor que el Guerra, va templando y empieza con el dopping: se ha traído la papilla  y los cereales del chaval, que mezclados con el agua del abrevadero, le darán alas para llegar al final.



Desde el puente medieval del Batán se sube por una pista técnica y sinuosa que no permite relajación y que cada uno sube a su ritmo. Es el penúltimo escollo, ya llegando a Colmenar.


Enfilando hacia Tres Cantos yo ya tenía claro que nos íbamos a mojar. Encima de las torres de Mordor también conocidas como las cuatro torres, parece que se va a desplomar el cielo. Montes de Oca esta vez no falló con sus predicciones, cuando dice probabilidad de tormentas, es que va a caer la mundial. No dice ni cuándo ni dónde, que Madriz es muuu grande y el día tiene 24 horas. Así también acierto yo.


Nosotros a lo nuestro, a seguir dando pedales, atravesando varias veces el arroyo de Tejada sin mojarnos, ni siquiera la rueda de alante.


El último ascenso de la jornada nos deja en el carril bici a la altura de Tres Cantos. A partir de aquí es necesario ir en grupo por que la gente ya va muy castigada. 


Las órdenes de equipo se imponen, Rober y Juan, nos llevan en volandas por la vía roja, todos a rueda y sin perder efectivos de camino.


Cuando más tranquilos vamos, faltando 12 kilómetros a meta, otro pinchazo. Y es que la cabra tira al monte. Isaac en cuanto ve la oportunidad allá que va. La base de una viga de un puente (¡quién sería la madre del ingeniero que la puso allí!) sirve de trampolín para saltar y pinchar por segunda vez en 4 horas, manteniendo la media por salida para algarabía y jolgorio de los accionistas de Michelín.


Vamos tan centrados en la etapa que esta vez le toca cambiar a él solito la cámara. Unos buscando la sombra, otros dando la información en radio-vuelta y otros recuperando fuerzas, fuimos incapaces de sujetarle ni la bomba. En ese momento recibo un guasap de la Botella,  tenía que marcharse ya, que la estaba esperando Jose Mari para comer... En fin otra vez será.
Yo aproveché para cambiarme de calcetines, para llegar aseado a la capital, no vayan a pensar que los de fuera no nos duchamos. 

Después de varias vueltas por el anillo verde ciclista por fin llegamos a la Casa de Campo desde donde 2 amables agentes locales motorizados nos van abriendo paso.



Nos habíamos librado de la tormenta, no se muy bien cómo, pero la tromba que cayó en Madriz se había evaporado y todo. Las calles de Madriz nos recibieron con un tiempo primaveral y engalanadas para la ocasión. Como estaba previsto, no hubo volata final.


Llegada en grupo a la plaza Mayor 


Abrazos y lágrimas al llegar, con frases conmovedoras y emotivas, fiel reflejo de las vicisitudes por las que hemos pasado:
"Tengo el hojal-dre en carne viva" 
"Tengo la pierna como pata de perro envenenado"
Poesía en estado puro


Foto de grupo, que Juan ha hecho de reportero gráfico en los últimos kilómetros pero que se vea que él también llegó.


La verdad que en la Plaza Mayor pasamos inadvertidos, cosas más raras están acostumbrados a ver por allí.


En el bar La Ideal dimos cuenta de nuestro merecido premio: bocata de calamares recién hecho que alguno se abrasó el paladar por no poder esperar. Como crítica gastronómica decir que los calamares y el pan estaban mucho mejor que en el garito de enfrente, donde va a parar.


La tortilla también corrió a raudales


Como era de suponer, nos tiramos en el primer hueco que vimos a degustar aquel manjar. Las caras son el espejo del alma... 


 Viendo unas sillas vacías, no pudimos resistirnos a tomar la segunda ronda en el garito de enfrente, una decepción culinaria para unos paladares nada exigentes. Lo mejor la bebida servida fría-fría. A estas alturas empezaban a dejarse notar algunos tirones.




No todos tuvimos tirones, que los que habían estirado previamente les hacía gracia la situación.


Juan Carlos, que vive cerquita,nos abandona, imagino que se estará arrepintiendo de tan maña ofensa.
Las bicis pedían estirar un poco, que también se habían llevado lo suyo, así que nos fuimos a tomar un café con churros y helado a Atocha. 


 Allí sentaditos en la terraza dimos con el invento que nos hará terminar la calamares del año que viene en la mitad de tiempo: el ciclo-vela. En esta ocasión el vela-ciclista llevaba publicidad subliminal en la vela mayor, que casi no nos dio tiempo a leer de la velocidad con la que nos pasó.
Ojo a la botavara!!


Nos ponemos en marcha otra vez con la panza a rebosar para tomar el tren de las 19.00, que a mi me dejará en Pitis y al resto hasta Cercedilla donde tendrán que hacer cambio de tren, pues Renfe ha tenido a mal eliminar el tren directo Madrid-Segovia.



Entrada en Atocha siguiendo a Juan, que nos llevó sin dudar un momento a la taquilla más cercana.


Foto de grupo, vigilando las bicis no vaya a ser que alguien se fije en ellas.


La bajada al andén sin pinchar!!


En esos momentos el cuenta marcaba 110 km.


Subida al tren de 2 plantas, donde las bicis viajaron como pudieron. Y allí dejé a la chavalería, con dos horas por delante camino de Segovia , donde les esperaba una considerable tromba de agua.



Al año que viene repetiremos, pero con un cocido por delante!!