miércoles, 31 de agosto de 2011

Fuente del ratón y otras sendas


"La gente de la ciudad se piensa que los caminos del monte surgen por generación espontánea, como los níscalos o el narciso rupícola. Un buen día, sin motivo aparente, cae derribada una hilera de pinos o rebollos, se marchitan luego de pena la jara, la retama y la festuca, y camino abierto. Por la misma regla de tres, la gente de la ciudad no ve qué necesidad hay de andar por trochas y veredas habiendo estupendas carreteras asfaltadas y, en su defecto, aviones.


A lo peor no sirve de nada, pero conviene explicar que los senderos son la obra minuciosa de pastores, vacas y forasteros de tránsito, que simplemente han hecho camino al andar. Una obra cuyas líneas más antiguas están a punto de perderse."


Domingo 28 de agosto de 2009. Salgo de casa poco después que mi hermano, ha quedado con sus amigos, que se están profesionalizando en esto de la bici.
Antes de llegar a la venta de San Isidro me están esperando Juan y Dani, al que hemos prometido hoy una etapa "de transición" para que no termine odiando la bici y cambie las pistas de basket por las ruedas y la sierra.


Llega Rober, al que la temperatura de ayer noche le ha jugado una mala pasada y viene sudando la gota gorda con manguitos, térmica y cortavientos (esta vez no es una página del Interviú). Encuentra las siete diferencias:

Moreno Benidorm
Blanco ciclista


La temperatura es ideal y eso que hoy se prevé llegar a los 30ºC, pero parece que se ha echado todo el mundo a la bici. Saludamos a los colchoneros de Kia, a los Globeros locos con su buen humor y a Marta con otro grupete, no se yo si hoy habrá sitio en la Sierra para todos.


Tomamos la cola del pantano cuando vemos aparecer a mi hermano con los "moto-bikers" Cuca, Bibi, Paco, Vilches y Galán. Le están cogiendo gusto a esto y se les ve disfrutar abriendo gas a golpe de pedal.


Nos despedimos de ellos que van hacia La Máquina Vieja y nosotros al Ceneam por la otra vertiente hasta el puente Bercial, la pista paralela a la carretera y la circunvalación de Valsaín. Desde el Ceneam subimos a la fuente del Ratón, sendero señalizado con postes y que se puede disfrutar como ruta guiada desde allí.


La subida por la pista de la fuente del ratón es otra de nuestras preferidas, se adentra en un bosque silencioso, sigilosamente, subiendo de forma humilde para calentar piernas y disfrutar con las vistas. Incluso parece que Dani se empieza a calentar por esta pista.
  

Hacemos una parada en la fuente para rellenar la botija, los pulmones de aire puro y gozar de ese entorno de paz que es una fuente con agua canturreando y el sonido del silencio. Nadie ni nada alrededor, es sencillo pero encantador. Seguimos subiendo hasta la pista asfaltada de la cueva del monje, con un Dani que va pidiendo paso. El camino cambia, desaparecen las piñas y aparece el alquitrán, una montaña rusa de subidas y bajadas que cuando parece que comienza un descenso, la carretera se rompe de nuevo con otra subida, pero seguimos rodeados de pinos y helechos.



En el desvío con el camino viejo del Paular tentamos a Dani con una subida a Cotos, que nos rechaza amablemente.

- Ni de coña!!
Pues nada, a bajar que toca, por la vereda de la Canaleja, esa senda que tantas alegrías nos ha dado.


Y metidos en uno de los tubos, una aparición de entre las sombras: mi hermano y sus colegas otra vez, mira que es grande la Sierra.


Estos se han equivocado, pues este camino es de bajada, pero van los tíos tan contentos subiendo. Estamos haciendo la misma ruta en sentido contrario. Otra despedida y a seguir bajando hasta parar en el puente de los mosquitos a almorzar.


En la fuente de la Canaleja han dejado un cartel bastante clarito con las prohibiciones para los más guarretes, porque manda narices lavar el coche aquí, pero ponerse a lavar ropa con detergente... Nos extraña, pero viendo tanto coche aparcado en esta explanada... seguramente algún descerebrao habrá.


Nosotros acatamos las reglas mientras damos cuenta de unas galletas y unas frutillas. Vamos bien de tiempo para ver la salida de Fernando Alonso, pero no podemos entretenernos mucho más si queremos hacer un nuevo alto en el camino de vuelta para repostar.


Volvemos a la senda que discurre paralela a la carretera, por la derecha. Es un sendero precioso, una explosión de la naturaleza, una orgía para la vista. El sol rasga la espesura del bosque, dejando bonitas estampas a media luz. Imagino que los Pirineos no puede ser muy diferente a esto.


Dani ya lleva la mirada perdida en el suelo, los kilómetros empiezan a pesar o más bien la falta de kilómetros.


Sin embargo Juan y yo lo estamos disfrutando, siguiendo el sendero, buscando la mejor trazada entre pinos y helechos. Nos vamos turnando en dirigir la expedición, abriendo camino, pero es siempre Juan Gepese quien olisquea sin problemas donde va a saltar la senda.




¿Tantos años y es la primera vez que pasamos por aquí? Desde el puente de la Cantina siempre hemos cruzado la carretera para volver por las pesquerías reales, pegados al Eresma o hemos rodado por asfalto para enganchar con el Eresma más abajo. Para nosotros es tierra virgen y lo estamos flipando.


Seguro que muchos de los que nos lean ya conocen estas sendas, pero para nosotros es nuevo y a nuestros ojos estamos descubriendo el paraíso perdido de la ruta.


Hacía mucho que no abríamos nuevas rutas, echábamos en falta estas sensaciones, la capacidad de asombrarnos con cada metro que vamos recorriendo.



Saltamos algunos arroyos, el mayor accidente geográfico que encontramos y nos obliga a desmontar.


Arroyos de aguas cristalinas. Este en particular me sorprendió por la cantidad de agua que bajaba.



Aparecemos en el Ceneam, la Cotarra, huertas de la Granja hasta el embalse donde encontramos más ciclistas. Carril bici hasta parque Robledo, donde tenemos un inesperado aunque deseado final de etapa:


Qué mejor colofón para la etapa de hoy: sentados a la sombra mientras saboreamos unas cervezuelas y un pincho de tortilla, vemos pasar ordas de ciclistas por el carril bici, un colgado con la flaca cantando una jota segoviana y a los Kamorcas que vuelven prontito para ver la salida de la F1.


Al rato salimos corriendo para casa, también queremos ver a Alonso que también tendrá que ir abriéndose camino para sacar tajada.




jueves, 25 de agosto de 2011

Majada accidentada

Una majada es el lugar en medio del campo o de la montaña que sirve como recogimiento del pastor y de su ganado en las noches durante las épocas del pastoreo y de la trashumancia, cuando ya ha pasado el invierno y se acerca el verano. Se compone de una o varias casas pequeñas o chozas que sirven de cobertizo al ganado y acondicionadas como refugio para el pastor, rodeadas por una cerca, normalmente de piedra, que hace las veces de corral.

Fuente: Wikipedia
El domingo fue uno de esos días raros, que comienzan raro, sigue raro y termina raro. No podía ser de otra forma, después del tormentón eléctrico del sábado y sobre todo porque era el último día de mis vacaciones veraniegas...aaayyyyy, que lejos quedan ya, menos mal que el viernes está a la vuelta de la esquina y la burra me está esperando para salir (me refiero a la bici).

Domingo 21 de agosto de 2011. Después de una semana bochornosa (por el calor digo), la tormenta del sábado noche ha suavizado bastante la temperatura, aunque son las 9 y sigue haciendo calor con el cielo encapotado.


De camino a la venta San Isidro encuentro a gente corriendo en grupeta, creo que la primera vez que encuentro por estos barrios tanta gente entrenando a estas horas.


Más adelante una chota medio loca embistiendo a un grupo de parientes que pastaban por allí ¿será cosa del tiempo atmosférico, que nos afecta a todos?


El caso que tenía muy buena pinta el día para pedalear, no mucho calor y el sol acorralado entre las nubes.



En la venta está esperando Juan Carlos y antes de que llegue Juan vemos pasar a los del Dorado y a los Globeros, que ya van de cachondeo. Decidimos hacer dos chozos, bajando por Majalapeña que tanto nos gustó. Salimos por la cola del pantano, donde ya se aprecia que ha bajado el nivel del Eresma: se ve el lodo en las orillas.


Seguimos  por el campo de polo, puerta de Cosíos donde empiezo a ver que no voy como otros días, no recupero igual y me cuesta seguir el ritmo.


De camino a la Fuente de la Plata nos encontramos de nuevo a los Globeroslocos, algo más callados que de costumbre. Vamos todos sudando y haciendo equilibrios sobre la bicicleta hasta los Tobarejos.


Salimos al asfalto y ahora sí que noto que las piernas no van, les falta oxígeno, pero sigo por detrás a los Juanes hasta la fuente del Chotete, donde relleno el bote hasta 3 veces. Casi dejo seca la fuente para los Globeros que ya llegan por detrás.


Seguimos subiendo por el salto del Corzo, y el senderillo tan entretenido antes de cruzar el arroyo de la Chorranca.


Desde ahí ya vemos que no vamos a estar solos, un grupo que está repostando junto al arroyo nos viene acompañando. La llegada y avistamiento del Peñalara como siempre, espectacular.


Según nos acercamos al chozo, algo que no habíamos visto antes. Dos coches allí aparcados como si estuvieran en el parking del "carrefur". Nos extrañó, pero estaban adornados con pegatinas de la Junta, algo bueno estarían haciendo.

Allí a la derecha, esos dos puntos son todo terrenos.


Y allí estaban unas quince personas que habían pasado la noche de tormenta algunos al raso, otros en el chozo. También estaban Boli, Alberto y el resto del grupo con el que subimos. Los trasnochados aún estaban almorzando y nos ofrecieron unos boquerones y unas setas al ajillo, (de los que dimos buena cuenta) antes de irse unos en coche otros a caballo.



Descanso a los pies de Peñalara.


Y llegaron los que quedaban: los Kamorkas encabezados por David.


Vicente, Paco, Alvaro, Toñin, Michel y Remi completaban el grupo.Ya éramos multitud.


Después de charlar un rato sobre los peligros de la bici, las caídas y heridas de guerra de este verano: el fémur de Luis Angel, las tibias de Angelín, la muñeca y clavícula de Chomin, los puntos de Remi, la caída nocturna de Talus... se está convirtiendo en deporte de riesgo esto de la bici.
Nos fuimos a recargar la cantimplora al nacimiento del arroyo, desde donde teníamos estas vistas.


Comenzamos la bajada, con la zona de las toyas muy seca.


Y antes de cruzar el arroyo y a toque de corneta salen los Kamorkas de nuevo con David a la cabeza.


Dejamos pasar las tropas del general Caster y bajando por un sendero antes de llegar al arroyo de la Chorranca me encuentro a Juan Carlos por un lado y la bici por otro. Una croqueta como dicen los Kamorka. La mala suerte se ha cebado con él y un palo en medio del camino pisado de refilón que se mete entre los radios logran tirarle. Tiene algún raspón, la bici con la dirección mirando a Cuenca y "con más dolor en el orgullo que otra cosa". Si antes hablamos del tema, antes tenemos un susto.


Reparamos la dirección, pero el manillar se ha quedado levantado de la derecha, como guiñando un ojo y tiene una maneta caída. Juan Carlos no quiere más sustos, que con esta dirección no se puede bajar. 

Se puede apreciar que el puño de la derecha está levantado


Le acompañamos por asfalto para no asumir más riesgos, está casi en capilla y queremos devolverle de una sola pieza.



Volver por una pista que normalmente se hace subiendo y sufriendo, cambia la perspectiva cuando se hace bajando y disfrutando, casi no se reconoce. Nos volvemos a cruzar con Boli y Alberto que ha tenido otro pequeño percance bajando por la Chorranca y amenaza con vender la bici, nada grave.
Seguimos bajando cuando llegando al puente nos encontramos con una ambulancia y la Guardia Civil. Esta sí tiene pinta de grave. Sus compañeros nos cuentan que ha sido un mal entendido. Uno que baja embalado, otro que gira a la izquierda y el golpe termina con rotura de huesos y un gran susto.


Esto me deja peor cuerpo todavía para terminar un día raro, muy raro.