"Todos los años el último sábado de mayo, los vecinos de los diversos Concejos, desde tiempo inmemorial, suben a cumplir con la ordenanza de la limpieza de la cacera Madre. En este día, conocido como día de la Cacera Mayor, todos los vecinos de los Concejos Vecinales de la Junta de Cabezuelas (formada, dicha entidad comunera, por los pueblos de Trescasas y su anejo Sonsoto, Palazuelos, Tabanera del Monte, San Cristóbal y La Lastrilla), con azada al hombro, se dan cita en la Madre para llevar a cabo su limpieza, para ello la cacera madre se divide en quintos o tramos de acequia, tantos como Concejos Vecinales. Correspondiendo el primer quinto al Concejo de Sonsoto seguido del de San Cristóbal, Trescasas, Tabanera, Palazuelos y La Lastrilla.
Este día es un testimonio ancestral de convivencia y colaboración entre los hombres de las dos religiones (cristiana y musulmana) de lo cual dan fe los símbolos de la cruz y la media luna reproducidas al comienzo de cada quinto o tramo de cacera Madre.
Este día se trabaja y se merienda en buena armonía al pie de esta diosa de sueños de corrientes de agua que amanta y amantó a las gentes de estas tierras. Tanta era la armonía que al final de la jornada, cuando el sol, pacientemente, caminaba hacia el horizonte sin pedir al tiempo nada, se organizaba una romería… "
Fuente Ayuntamiento de Trescasas y Natural Mente
Entre bodas, bautizos y comuniones, los compromisos familiares nos han dejado en cuadro. Salimos Juan y yo, solos, sinónimo de investigación y bici al hombro. Estábamos por hacernos una Bola del Mundo, pero hay muchas bajas, así que la intención es hacernos los chozos. Como no conocemos más que uno, vamos a seguir la pista de los Kamorkas, para nosotros un auténtico descubrimiento.
Sábado 28 de mayo de 2011. Adelantamos el día de nuestra salida al sábado que parece que hará mejor tiempo. Después de la que ha caído el viernes, amanece sin una nube, espectacular.
Vuelvo a salir montado en bici desde casa. Lo echaba de menos. Vuelvo a recorrer los caminos que me conducen a la rotonda de Gamones. También lo echaba de menos. Las lluvias han traído el barro y han devuelto el verde a aquellas zonas que empezaban a amarillear.
Vuelvo a salir montado en bici desde casa. Lo echaba de menos. Vuelvo a recorrer los caminos que me conducen a la rotonda de Gamones. También lo echaba de menos. Las lluvias han traído el barro y han devuelto el verde a aquellas zonas que empezaban a amarillear.
A mi me ha dejado mi hermano sin casco así que tomo prestado el de Dani, que está casi sin estrenar y que Juan me llevará al punto de encuentro. Allí me doy cuenta que tampoco he metido la tarjeta en la cámara de fotos, hoy hará Juan de reportero gráfico.
Ya en "grupo" recorremos una vez más la pista de Gamones hasta el rancho de la Tejera. Nos encontramos con gente montando mesas y una carpa. Hoy, último sábado de mayo toca limpieza de la cacera como bien nos indica un paisano y están preparando la merienda. Juan recuerda que se unía a estas labores de limpieza en Tabanera, junto a su abuelo.
En la Granja propongo a Juan seguir pegados a la tapia del palacio. Primeros barrizales que pasamos como podemos celebrando con risas el primer salpicón de barrisco para aparecer en la puerta de Cosíos. Seguimos pegados por la tapia hasta la fuente de la Plata, Tobarejos y las zetas.
El terreno está húmedo y resbaladizo en la subida a Tobarejos, pero subiendo por las Zetas está más compacto e incluso se agradece ser refrescado al pasar rozando las hojas de los árboles.
El Corzo me espera en el salto del susodicho. Allí me encuentro también con Choro, que en su madrugadora salida baja ya de Peñalara, con un bastón y las llaves del coche como único equipaje... negligente campeón.
Subimos el siguiente tramo de pista con un grupo de bikers que van también al Chozo, pero les perdemos de vista más adelante. Vamos recordando las mil y una formas que hemos hecho este sendero durante el último año: con nieve, con hielo, con agua, a 38ºC, a oscuras (por cierto chavales hay que ir pensando en una buena equipación para las "noches de juerga")... casi podríamos ir con los ojos cerrados.
Al grupo de bikers no les volvemos a ver, pero el camino al chozo Aranguez es una romería: gente andando, corriendo, a caballo, almorzando al sol, lumbre dentro del chozo... seguro que en la Calle Real hay menos peña....
Es lógico, a nosotros también nos encanta este paraje.
En el chozo parada técnica para repostar, sentados al sol, reponiendo fuerzas junto al nacimiento del Arroyo de Peñalara, dejándonos envolver por el entorno, a los pies del macizo que da nombre al arroyo, respirando su magia. Juan pretende pernoctar aquí mismo, pero tenemos que seguir.
La vuelta por el mismo camino hasta el arroyo de la Chorranca, donde tomamos dirección al Raso del Pino. Preparándonos para bajar hacia la Majada del Tio Blas nos pasan dos corredores de La Granja que bajan por la trialera como alma que lleva el diablo, no hay forma de echarles mano. En el cruce del río nos indican la dirección a seguir. Están preparando y tomando fotografías para la carrera de montaña K30 Peñalara.
Retomamos el camino de los Kamorka bici a cuestas y tras cruzar nuevas tollas aparecemos frente al Chozo del Tío Blas, más recogidito, mejores vistas y mejor amueblado que el de Aranguez, ¡donde va a parar!
No nos cansamos de posar la mirada en cada pino, encontrando nuevas vistas con las que disfrutar. Queremos que nos acompañe esta fotografía el resto de la semana, mientras aporreamos el teclado frente a un ordenador. Dejamos como reto pendiente subir con las chicas hasta aquí ¿os atrevéis?
Se hace tarde, tenemos que seguir bajando pasamos junto a la fuente del montañero, de trialera a trialera hasta que aparecemos en el esquinazo. No queremos que termine la ruta, vamos a volver pegados al muro de los jardines de Palacio y como remate final las sendas del pantano que casi desborda su capacidad.
Llego a casa todavía con la sonrisa de haber pasado una jornada maravillosa, haber descubierto nuevos parajes y pensando que merece la pena cuidar la Sierra y su entorno, porque ésta te devuelve con creces todo lo que le das.
- Vaya cabecita la mía |
En la Granja propongo a Juan seguir pegados a la tapia del palacio. Primeros barrizales que pasamos como podemos celebrando con risas el primer salpicón de barrisco para aparecer en la puerta de Cosíos. Seguimos pegados por la tapia hasta la fuente de la Plata, Tobarejos y las zetas.
El terreno está húmedo y resbaladizo en la subida a Tobarejos, pero subiendo por las Zetas está más compacto e incluso se agradece ser refrescado al pasar rozando las hojas de los árboles.
El Corzo me espera en el salto del susodicho. Allí me encuentro también con Choro, que en su madrugadora salida baja ya de Peñalara, con un bastón y las llaves del coche como único equipaje... negligente campeón.
Subimos el siguiente tramo de pista con un grupo de bikers que van también al Chozo, pero les perdemos de vista más adelante. Vamos recordando las mil y una formas que hemos hecho este sendero durante el último año: con nieve, con hielo, con agua, a 38ºC, a oscuras (por cierto chavales hay que ir pensando en una buena equipación para las "noches de juerga")... casi podríamos ir con los ojos cerrados.
Al grupo de bikers no les volvemos a ver, pero el camino al chozo Aranguez es una romería: gente andando, corriendo, a caballo, almorzando al sol, lumbre dentro del chozo... seguro que en la Calle Real hay menos peña....
En el chozo parada técnica para repostar, sentados al sol, reponiendo fuerzas junto al nacimiento del Arroyo de Peñalara, dejándonos envolver por el entorno, a los pies del macizo que da nombre al arroyo, respirando su magia. Juan pretende pernoctar aquí mismo, pero tenemos que seguir.
La vuelta por el mismo camino hasta el arroyo de la Chorranca, donde tomamos dirección al Raso del Pino. Preparándonos para bajar hacia la Majada del Tio Blas nos pasan dos corredores de La Granja que bajan por la trialera como alma que lleva el diablo, no hay forma de echarles mano. En el cruce del río nos indican la dirección a seguir. Están preparando y tomando fotografías para la carrera de montaña K30 Peñalara.
Retomamos el camino de los Kamorka bici a cuestas y tras cruzar nuevas tollas aparecemos frente al Chozo del Tío Blas, más recogidito, mejores vistas y mejor amueblado que el de Aranguez, ¡donde va a parar!
El Chozo |
El tío Blas |
Continuamos la ruta por una trialera imposible de bajar montado (bueno parece que algún kamorka lo consiguió), cuando no podemos seguir, desmontamos, no queremos caídas tontas. Y de repente la sorpresa del día. Nos encontramos con unas vistas desconocidas, con el Palacio elevándose majestuoso entre los árboles.
Juan olisquea unas peñas (Majalapeña se llama) a las que nos acercamos a pie para disfrutar de este espectáculo.
No nos cansamos de posar la mirada en cada pino, encontrando nuevas vistas con las que disfrutar. Queremos que nos acompañe esta fotografía el resto de la semana, mientras aporreamos el teclado frente a un ordenador. Dejamos como reto pendiente subir con las chicas hasta aquí ¿os atrevéis?
Se hace tarde, tenemos que seguir bajando pasamos junto a la fuente del montañero, de trialera a trialera hasta que aparecemos en el esquinazo. No queremos que termine la ruta, vamos a volver pegados al muro de los jardines de Palacio y como remate final las sendas del pantano que casi desborda su capacidad.
Llego a casa todavía con la sonrisa de haber pasado una jornada maravillosa, haber descubierto nuevos parajes y pensando que merece la pena cuidar la Sierra y su entorno, porque ésta te devuelve con creces todo lo que le das.