"La fuente de la reina brota con sus aguas frescas y puras a unos 3 km del puerto de la Fuenfría. Era lugar de parada y descanso tras las fatigas del viaje desde Madrid"
Juan tenía en la cabeza la ruta para el sábado, quiere subir a la pradera de la Fuenfría para que Roberto y Dani conozcan ese espectacular paraje. Quedamos a las 9.00 en el cruce de la carretera de Palazuelos Juan, Dani, Rober y yo. La previsión para hoy no parece del todo acertada (¿dónde esta el sol maldito Montes de Oca?!!) y según me aproximo al punto de encuentro las nubes que abrazan la sierra de Guadarrama amenazan aguarnos la mañana. Roberto es el más puntual y comentamos que habría que cambiar el destino de nuestras pedaladas hacia una zona más soleada. Llegan Juan y Dani, decidimos ir hacia el palacio de Riofrío a ver ciervos, por la cañada Real hasta Revenga y si se da bien, llegar a Fuentemilanos.Primera parada, primer avituallamiento para Dani que no perdona una. Bajamos hacia el pantano, cañada Real, caserío de Santillana, abrimos portera, segundo avituallamiento para Dani (Susi, no se la plastifiques más, que es complicado sacarla en marcha), dejamos Cabeza Grande a la izquierda y otra portera. Vamos a cerrar cuando vemos a un grupo de unos 12 bikers a los que damos paso con la portera abierta.
-"Somos 36, iros que ya cerramos nosotros"
¡¡36 tíos!! (Bueno y alguna tía). En Segovia no estamos acostumbrados a ver tanta gente pedaleando junta, nos quedamos charlando. Son de un club de Alcobendas, han venido a Segovia en autobús, suben a la Fuenfría por el camino de Santiago y van a Las Matas.
Esperamos que lleguen los últimos, cerramos la portera y aquí llega el calentón. Que si vamos con ellos, que si parece que hace mejor, que si hay que subir se sube, pero subir pa' ná es tontería, que luego hay que bajar...
-¡Vamos Juaaaaaan! y al final seguimos la estela de los últimos de un pelotón que va muy estirado. La subida es continua y mientras vamos adelantando unidades, nos preguntamos cómo pelotas han metido ¡¡36 bicis!! en un autobús.
Aquí vemos asomar el secreto del campeón del mundo, que se dopa con chorizo de Marmolejo. Seguimos subiendo iniciando el ascenso por el camino de Santiago, pero Dani nos da el alto, no está tan rodado para meterse por el camino que ve serpentear hacia arriba. Cambiamos la dirección y dando un pequeño rodeo le metemos por la pista forestal asfaltada, donde se siente más cómodo e incluso intenta seguir la estela del "hombre botijo" a ritmo de molinillo: Misión imposible. Paramos a repostar y como en una película de terror vemos como la niebla que va subiendo hace desaparecer todo lo que encuentra a su paso. Continuamos por el cordel de la Fuenfría, donde meses atrás Juan y yo conocimos las marchas largas (ver crónica).
El del mazo obliga a Dani a bajar de la bici en el último tramo, pero el terreno comienza a inclinarse hacia bajo hasta la pradera de la Fuenfría y conseguimos llegar a la fuente de la reina sin perder unidades en el camino. Fotos de rigor, chubasquero y periódicos, que Rober se ha subido una revista festiva para cubrirse en la bajada. Advertimos a los nuevos que la bajada tiene alguna curva peligrosa, pero da igual, Dani se anima y en un intento de coger la pole haciendo un interior, tiene que tomar la escapatoria y salir por encima de la bici, sorteando unas zarzas. No ha pasado nada, algún rasguño, unas risas y a seguir bajando hasta el puente Minguete, donde nuestro GPS Juan-Juan nos descubre unas veredas espectaculares. Ahora parece que nos hemos adentrado en los Alpes Suizos, los pinos de Valsaín ascienden hasta alturas sorprendentes en busca de luz, el sendero se adentra entre ellos, perdiendo cota, lo que le hace más divertido. A Dani le ha gustado tanto que quiere volver a subir...Sin dejar la diversión seguimos por el valle del Eresma, hasta la boca del Asno, donde miles de intrépidos domingueros (madrileños en su mayoría) se adentran en busca de un lugar de asueto con el fin de degustar el tupper de tortilla y es que señores, estamos en crisis y el cochino de Cándido queda fuera del alcance de muchos bolsillos. Parece que a la entrada hay una pareja de la benemérita cobrando el peaje por tan imprudente acción.
Seguimos por el valle, Juan abriendo pista entre hordas de gente que pasean por la orilla. El resto siguiendo su endiablado ritmo. Parece que tenemos prisa por degustar la sorpresa del día: un chorizo de ciervo que Dani ha traído de ¿Cantimpalos? y que lleva asomando por el maillot de Juan cual zanahoria guía-burros.
Parada en Valsaín a por pan, y aquí la foto del único ciervo que vimos ayer: Continuamos con cruce de río incluido, carril bici hasta el pantano, donde Roberto y yo tomamos camino a Palazuelos y Trescasas. Terminamos con cincuentaytantos kilometricos en las piernas, buen entreno para la Ruta imperial, que afrontaremos la semana que viene.
Por cierto, para aquellos que faltaron: está la sierra con un tono primaveral que revienta, es el mejor momento para disfrutarla, en verano el color amarillento de los prados secos no es lo mismo...
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