"Allá donde se cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid."
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid."
Pongamos que hablo de Madrid del Maestro Joaquín Sabina
Domingo 14 de noviembre. Hoy toca rodar por la vertiente madrileña. Este fin de semana me quedo en Madrid y quería salir con Rodri a estrenar su nueva doble, pero se cancela el plan. Sin embargo Juan nunca falla, así que se viene y en seguida se anima Rober, al final quedamos en Guadarrama.
Ni doble, ni Sierra, ni na... A las 9.00 está jarreando en Guadarrama, así que sin salir del coche nos bajamos a Boadilla, junto al polideportivo municipal.
En cuanto montamos en las bicis el jarreo se ha convertido en 4 gotas mal avenidas, así que empezamos a pedalear por los caminos del monte de Boadilla, sin rumbo, siguiendo los miles de caminos que guardan estos montes... y así nos va, dando vueltas sin sentido.
Después de volver por segunda vez al polideportivo, tiro de memoria y de track de gps para ir a la casa de Campo.
Dos veces más dando vueltas buscando una salida: una en Monteclaro en el centro de rehabilitación de Mapfre, (donde veía que en cualquier momento nos iban a indicar la salida los de seguridad) y otra en el Plantío donde nos encontramos con una puerta cerrada a cal y canto. Y es que las cercas y vallas en Madrid son más altas que las que te puedes encontrar por Segovia y aquí no es tan sencillo saltar. Media vuelta y a buscar otra salida.
Es increíble, estamos a menos de 10 km de Madrid y parece estamos en los pinares de Nava, si no fuera por el Hipercor de Pozuelo, todo igual... decidimos darnos la vuelta, Alonso sale en un par de horas y con lo bien que se nos está dando parece que no llegaremos a ver la salida.
Vuelta por donde hemos venido, buscamos una alternativa pero es imposible hacer esto en una urbanización. Otra vez media vuelta y ahora sí, Roberto nos lleva a tren hasta el polideportivo, duchita caliente y a buscar un bar para ver la ruina de carrera de Ferrari y Alonso.
Un desastre de día, salvo por la compañía y porque otra jornada más hemos disfrutado de nuestro hobby favorito...
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