"La gente de la ciudad se piensa que los caminos del monte surgen por generación espontánea, como los níscalos o el narciso rupícola. Un buen día, sin motivo aparente, cae derribada una hilera de pinos o rebollos, se marchitan luego de pena la jara, la retama y la festuca, y camino abierto. Por la misma regla de tres, la gente de la ciudad no ve qué necesidad hay de andar por trochas y veredas habiendo estupendas carreteras asfaltadas y, en su defecto, aviones.
A lo peor no sirve de nada, pero conviene explicar que los senderos son la obra minuciosa de pastores, vacas y forasteros de tránsito, que simplemente han hecho camino al andar. Una obra cuyas líneas más antiguas están a punto de perderse."
Domingo 28 de agosto de 2009. Salgo de casa poco después que mi hermano, ha quedado con sus amigos, que se están profesionalizando en esto de la bici.
Antes de llegar a la venta de San Isidro me están esperando Juan y Dani, al que hemos prometido hoy una etapa "de transición" para que no termine odiando la bici y cambie las pistas de basket por las ruedas y la sierra.
Llega Rober, al que la temperatura de ayer noche le ha jugado una mala pasada y viene sudando la gota gorda con manguitos, térmica y cortavientos (esta vez no es una página del Interviú). Encuentra las siete diferencias:
Moreno Benidorm |
Blanco ciclista |
La temperatura es ideal y eso que hoy se prevé llegar a los 30ºC, pero parece que se ha echado todo el mundo a la bici. Saludamos a los colchoneros de Kia, a los Globeros locos con su buen humor y a Marta con otro grupete, no se yo si hoy habrá sitio en la Sierra para todos.
Tomamos la cola del pantano cuando vemos aparecer a mi hermano con los "moto-bikers" Cuca, Bibi, Paco, Vilches y Galán. Le están cogiendo gusto a esto y se les ve disfrutar abriendo gas a golpe de pedal.
Nos despedimos de ellos que van hacia La Máquina Vieja y nosotros al Ceneam por la otra vertiente hasta el puente Bercial, la pista paralela a la carretera y la circunvalación de Valsaín. Desde el Ceneam subimos a la fuente del Ratón, sendero señalizado con postes y que se puede disfrutar como ruta guiada desde allí.
La subida por la pista de la fuente del ratón es otra de nuestras preferidas, se adentra en un bosque silencioso, sigilosamente, subiendo de forma humilde para calentar piernas y disfrutar con las vistas. Incluso parece que Dani se empieza a calentar por esta pista.
Hacemos una parada en la fuente para rellenar la botija, los pulmones de aire puro y gozar de ese entorno de paz que es una fuente con agua canturreando y el sonido del silencio. Nadie ni nada alrededor, es sencillo pero encantador. Seguimos subiendo hasta la pista asfaltada de la cueva del monje, con un Dani que va pidiendo paso. El camino cambia, desaparecen las piñas y aparece el alquitrán, una montaña rusa de subidas y bajadas que cuando parece que comienza un descenso, la carretera se rompe de nuevo con otra subida, pero seguimos rodeados de pinos y helechos.
En el desvío con el camino viejo del Paular tentamos a Dani con una subida a Cotos, que nos rechaza amablemente.
- Ni de coña!! |
Y metidos en uno de los tubos, una aparición de entre las sombras: mi hermano y sus colegas otra vez, mira que es grande la Sierra.
Estos se han equivocado, pues este camino es de bajada, pero van los tíos tan contentos subiendo. Estamos haciendo la misma ruta en sentido contrario. Otra despedida y a seguir bajando hasta parar en el puente de los mosquitos a almorzar.
En la fuente de la Canaleja han dejado un cartel bastante clarito con las prohibiciones para los más guarretes, porque manda narices lavar el coche aquí, pero ponerse a lavar ropa con detergente... Nos extraña, pero viendo tanto coche aparcado en esta explanada... seguramente algún descerebrao habrá.
Nosotros acatamos las reglas mientras damos cuenta de unas galletas y unas frutillas. Vamos bien de tiempo para ver la salida de Fernando Alonso, pero no podemos entretenernos mucho más si queremos hacer un nuevo alto en el camino de vuelta para repostar.
Volvemos a la senda que discurre paralela a la carretera, por la derecha. Es un sendero precioso, una explosión de la naturaleza, una orgía para la vista. El sol rasga la espesura del bosque, dejando bonitas estampas a media luz. Imagino que los Pirineos no puede ser muy diferente a esto.
Dani ya lleva la mirada perdida en el suelo, los kilómetros empiezan a pesar o más bien la falta de kilómetros.
Sin embargo Juan y yo lo estamos disfrutando, siguiendo el sendero, buscando la mejor trazada entre pinos y helechos. Nos vamos turnando en dirigir la expedición, abriendo camino, pero es siempre Juan Gepese quien olisquea sin problemas donde va a saltar la senda.
¿Tantos años y es la primera vez que pasamos por aquí? Desde el puente de la Cantina siempre hemos cruzado la carretera para volver por las pesquerías reales, pegados al Eresma o hemos rodado por asfalto para enganchar con el Eresma más abajo. Para nosotros es tierra virgen y lo estamos flipando.
Seguro que muchos de los que nos lean ya conocen estas sendas, pero para nosotros es nuevo y a nuestros ojos estamos descubriendo el paraíso perdido de la ruta.
Hacía mucho que no abríamos nuevas rutas, echábamos en falta estas sensaciones, la capacidad de asombrarnos con cada metro que vamos recorriendo.
Saltamos algunos arroyos, el mayor accidente geográfico que encontramos y nos obliga a desmontar.
Arroyos de aguas cristalinas. Este en particular me sorprendió por la cantidad de agua que bajaba.
Aparecemos en el Ceneam, la Cotarra, huertas de la Granja hasta el embalse donde encontramos más ciclistas. Carril bici hasta parque Robledo, donde tenemos un inesperado aunque deseado final de etapa:
Qué mejor colofón para la etapa de hoy: sentados a la sombra mientras saboreamos unas cervezuelas y un pincho de tortilla, vemos pasar ordas de ciclistas por el carril bici, un colgado con la flaca cantando una jota segoviana y a los Kamorcas que vuelven prontito para ver la salida de la F1.
Al rato salimos corriendo para casa, también queremos ver a Alonso que también tendrá que ir abriéndose camino para sacar tajada.
Que pasa, que te has acordado de la ruta que hicisteis hace dos años y la escribes hoy.
ResponderEliminarMe llama la atención lo limpitos que vais siempre, no se si sera porque esos trajes no se manchan o porque da esa sensación.
No te digo que ya nos veremos porque seguramente lo hagamos, un saludo.
Angelín, es que el blanco es un color muy limpio. No te engañes que el que menos sale en las fotos, (que soy yo) va hasta arriba de barro por intentar empapar a Roberto cruzando un río, pero salí yo peor parado.
ResponderEliminarPor cierto, muchas felicidades!! Ya te pararemos el próximo día en parque Robledo para que te invites a unas jarritas.
Salu2
toda esta ruta la conozco bien y el sitio de nlas jarritas es nnuestro sitio de parada habitual. que dices tu de unas jarritas y pincho de tortilla, pero los torreznos estan que te mueres. Y juan tan contento con ruedas nuevas.
ResponderEliminarUN SALUDO CAMPEONES SEGUIR ASI
Muy buenas Pinrreles!! Escogéis bien los sitios de avituallamiento, esas jarritas son reponedoras y los torreznos una fuente de energía, aunque yo soy más de tortilla.
ResponderEliminarJuan está estrenar las ruedas con los Navabike, para cuando unos chozos?
Salu2