lunes, 21 de marzo de 2011

Hasta el moño (de la tía Andrea)


El Cerro del Moño de la Tía Andrea, que así se llama el otero lugar, tiene un nombre que lo dice todo sobre su morfología. Y aunque menos prominente de lo que podría deducirse por su denominación, su cono perfecto se alza hasta los 1.688 metros. De formas armoniosas y perchado al sudeste de los Jardines de La Granja, el cerrado pinar hoy recubre toda su geografía y cuesta imaginarse que era por las vistas por las que aquel monarca se venía hasta aquí arriba. 
Fuente: El asiento de Asís. Alfredo Merino
Domingo 20 de marzo de 2011. Llego pelín tarde. Salimos hoy Roberto y yo, sin la compañía de papá Corzo, que por razones laborales nos ha dejado hoy huérfanos. Contando con su próxima participación en la media maratón segoviana, estará desaparecido en combate durante algún tiempo más. 
Como dos cérvidos asustadizos que somos y siguiendo nuestro instinto, tomamos el camino de Gamones, hoy más embarrado que nunca, con el arroyo desbordado por unas tierras que ya no admiten más agua y tratan de retener nuestro paso. 



Aprovechando la ausencia paternal y si la nieve lo permite, quiero investigar una subida alternativa hasta el salto del Corzo por la fuente del Chotete, así que ponemos rumbo por nuestro habitual camino por la fuente de la Plata hasta los Tobarejos y por pista hasta el Chotete.


Nos encontramos con Ismael, que sube sólo (no ha podido engañar a su amigo) y quiere bajar por la Chorranca. Nos acompaña mientras comenta que la subida que queremos hacer está muy chula para bajar y como el investigador del grupo no está, decidimos hacerla de bajada, rodeando el Cerro del Moño de la Tía Andrea e intentando enganchar por el camino que lleva al Raso del Pino, pero hay mucha nieve, imposible subir pedaleando. 


Nos despedimos de nuestro compañero y deshacemos nuestros pasos para abandonar el aburrido asfalto y adentrarnos en el bosque, donde nos esperan los restos de la última nevada. 
  


 Este es la senda por la que queríamos bajar, ya daremos con ella cuando mejore el tiempo.




El descenso es divertido, aunque con la nieve en estado sólido-viscoso hay que incrementar las precauciones. Tomamos nota, ya te volveremos a coger en verano, cuando el polvo sea el único elemento que pueda emborronar al recrearnos con tus curvas.




Paradita y fonda en el Vado de Oquendo, junto a un arroyo que baja con fuerza y ruidoso (como todos a estas alturas), ideal para llenar el bote.






Recuerdo esta zona blanca y que Rober se perdió por la nevada de aquel día, así que voy a rememorar esa salida. Volvemos a coger pista asfaltada hasta el desvío que nos vuelve a adentrar en el bosque, por senderos, puentes y trochas que nos dejan frente al esquinazo del Palacio Real. 












 Desde aquí se tiene una peculiar vista, con los árboles perennes desnudos que cobijan al Palacio, el pantano detrás y Segovia al fondo, con la catedral diminuta entre la Atalaya y Matabueyes.  




Volvemos rodeando la valla de Palacio, cola del pantano y en el carril bici, se produce el encuentro con el eslabón perdido de Segobike. Dani ha salido a reconocer el terreno empujado por el buen tiempo, antes de dar cuenta de la barbacoa que le tiene preparado su cuñado favorito.




Hay que inmortalizar el evento, que hasta la próxima Pedracina no se volverá a repetir el encuentro interestelar (por cierto hay que ir reservando fechas para esta primavera).











2 comentarios:

  1. Hola chicos!!!!
    Ufffffffffff ¡¡menuda salida!!
    Guapa, dura, con nieva y sol!!!!
    Lo pasasteis bien. Menudo día!!!
    Un saludo ;-)

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  2. Hola Toñi, el día fue espectacular (ya lo veo también en tu blog) y la ruta diferente pero no muy dura.
    A ver si el tiempo nos va dejando más findes así!!

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