martes, 28 de mayo de 2013

Calamares a la segoviana: Segovia - Madrid en bici

Bocata de calamares. ¿Alguien sabe cómo ha podido un bocadillo de un producto que crece en el mar convertirse en uno de los platos típicos de la gastronomía madrileña? Pues después de investigar un poco no lo tengo muy claro, pero desde luego que el "fast food" madrileño no tiene desperdicio.




26 de mayo de 2013. Día marcado en rojo en nuestros calendarios. Después de dar la espantá un mes antes por "condiciones climatológicas adversas", el día de hoy no podía fallar. 
Amanecía despejado, con previsión de tormentas para la tarde y el acueducto ya saludaba a los primeros en llegar y despedía a los últimos borrachuzos. Eran las 7.30 de la mañana (de la madrugada para alguno) y quedaba un largo día y muchos pedales para llegar a tomar el ansiado manjar: bocata de calamares regado con una cerveza de las güenas.


Ayer a las diez de la noche el guasap era un hervidero con preguntas sobre la vestimenta. Y eso que Nacho había hecho las tareas de inspección previas el sábado, pero había muchas dudas sobre lo que nos podíamos encontrar en la Fuenfría a las 9 de la mañana. Desde luego yo contaba con algo de nieve.

Por un lado triunfó la manga corta a cuadros, bermudas y botín o en su defecto cubre-botas. Lo ideal para pasar inadvertido en la Plaza Mayor como un turista más y que te intenten robar la cartera, como a todo  buen turista que se precie.


Y por otro lado la lycra marca-paketi, térmica, chaquetilla de manga larga o cortavientos y pierna rasurada. Ideal para pasear por Chueca sin que nadie se de la vuelta para mirarte.

de izquierda a derecha: Juan Carlos, Víctor, Rober, Peli, Javi y yo

Un grupo hetereogéneo tanto en las pintas, como en las monturas, como en el bello en las piernas (ay! qué poco masculino es eso!!) y sobre todo en el estado de forma... Pero bueno, ahí estamos, dispuestos a tragarnos más de 100 km. Parecemos un equipo y todo. 

Iniciamos el paseíllo con algo de retraso acumulado y con el alguacilillo tajado como un perro.

Falta Juan en la foto de los primeros espadas calamares. Me llama diciendo que ha pinchado antes de salir de casa (si es que eso es posible) y que nos espera en el Arco de Madrid. Terminamos de atarnos los machos y nos ponemos en marcha.


La muchedumbre se agolpaba en las calles para despedir la expedición de calamares, incluso por aire querían acompañarnos. Hasta 8 globos contamos y 7 globeros.



En el arco nos esperaba Juan también disfrazado de Segobiker y con cambio de neumático ya realizado. Exactamente había cambiado la rueda de su hermano con llanta y todo, por la suya. No tendría que volver a pasar por boxes, puesto que su estrategia era a una parada según sus mecánicos. 

Ojo a la foto cómo miran Víctor y Javi, vaya usted a saber qué.

Jo, qué piernas!
 Salida al fin de Segovia por el camino de los tanques, también conocido como "the tanque's road".

- ¡Igual hacemos menos kilómetros por el peaje!

El cielo era un espectáculo. Cielo azul salpicado por pequeñas nubes perfectamente alineadas.
Igualito que nosotros... Sólo comentar que me fue imposible hacer una foto del grupo completo estirado.
Cuando no era por que el grupo se dividía y no entraban todos en el encuadre...


Era porque alguno se me desviaba del camino para ir por el sendero de al lado a dar un salto...


 O porque me pillaba el sol de cara...


 O se montaban ¿abanicos?...



 Total que fue imposible... y ¡qué coño!, que sin mirar por el objetivo, bastante bien han salido las fotos.


 Comienzan las primeras rampas y cada uno vamos a nuestro ritmo. Subiendo por el cordel de Santillana es donde más barro vamos a encontrar. En una pequeña tolla tengo que echar pie al suelo y al dar el empujón para volver a dar pedales se me sube la bola (de la pierna derecha) y tengo que parar a estirar con ayuda de Víctor. Puedo seguir dando pedales, reagrupamos y leña al mono.


La pradera que sigue este tramo me encanta. La hierba que en ella crece no sobrepasa los 15 centímetros y aunque el Barça pondría alguna pega para jugar aquí, es como un imán para las ruedas que impide avanzar de forma proporcional a la fuerza empleada mientras te da una sensación de frescor. Es ahora cuando mejor está, cuando llegan las inclemencias del verano no es lo mismo.
Bueno, una foto vale más que mil palabras.


Subiendo me sigue molestando el gemelo y empieza un dolor en la rodilla izquierda que a día de hoy todavía siento. Empiezo a temer por no poder continuar dando pedales en estas condiciones, así que para no forzar más, tiro por la pista asfaltada, en compañía de Juan y Juan Carlos mientras el resto enfila el camino de Santiago.
Juan lleva la solución a mis males en su mochila: radiosalil. Paramos para embadurnar las zonas afectadas a ver si entran en calor. Las sensaciones no son buenas del todo pero puedo dar pedales sin mucho dolor. A seguir hasta la Fuente de la Reina donde nos espera el resto.

- Va por ustedes!

Primer avituallamiento serio de la jornada donde aprovechamos los hermanos para darle aire a las sus-pensiones y yo de paso me doy un baño de radiosalil en la rodilla.


Y sin más demora y Jaime de Aragón volvemos a los pedales con ganas de quitarnos la primera dificultad montañosa de la jornada.


La subida por el siempre aburrido y empedrado camino de la Fuenfría, donde esperaba ver algún atisbo de nieve o de barro. Sin rastro de ninguno de los dos elementos. En una semana han desaparecido los 20 cm que cayeron el domingo pasado... Por arte de magia, así como llegaron, así se fueron. Ni ríos, ni barros. Esperemos pasar un verano abastecidos de agua al menos.


Por lo menos el mejunje empezaba a hacer efecto y la rodilla por fin había entrado en calor.
- Qué bien huele a Eucalipto!..- decían los pajaritos del campo. No era eucalipto, era el radiosalil que inundaba el ambiente. Los que venían detrás de mi iban despejando nariz y garganta. No dieron positivo, pero habrá que esperar al contra-análisis


Una vez arriba nos dividimos en dos grupos: los de las dobles para hacer una bajada "tésnica" a la par que divertida y los de las rígidas para bajar cómoda y rápidamente.


Aquí los de las camisas a cuadros desaparecieron rápido de nuestra vista, hasta que entró en juego la estrategia de Isaac e inicia la primera parada para el cambio de neumáticos. Ha pinchado en alguno de los múltiples saltos que dio y toca parada para cambiar la cámara. Según las instrucciones de equipo tendrá que cambiar la llanta si no quiere ser penalizado por la FIA porque sale a una media de 2 pinchazos por ruta. 


Las acciones de Michelín en el mercado de valores se han disparado desde que Isaac monta en bici, y no es coña. Desde el verano pasado los títulos del muñeco michelín se han revalorizado un 43%, con un retroceso al principio de año, coincidiendo con la tubelización de la rueda delantera por parte de Isaac.




Una muestra de cómo va el país: uno trabajando, 2 mirando y dando instrucciones y otro haciendo fotos... Menos mal que Isaac ya tiene cayo en esto y en un plis-plas ha cambiado la cámara, ha engrasado la transmisión, ajustado los frenos, centrado las ruedas y con su infalible manómetro ha metido 3,4 kilos de presión.

- Cuidado con la válvula! - Dale más aire
-Mete el desmontaaaaable bien!!

Sí que es de agradecer que eligió un lugar con vistas inigualables al valle. Gracias Peli!! Eso le salvó, porque si no yo habría ido tirando, si eso...



En lugar de ir tirando me adelanté un poco, para poder hacer unas fotos de la peña bajando como locos.



Y estas son las únicas fotos que pude hacer de la bajada, porque otra vez los jodíos saltimbanquis desaparecieron de mi vista entre cabriolas, piruetas y brincos. La verdad es que fue una de las zonas más divertidas de la ruta, pero al mismo tiempo la más peligrosa, una distracción aquí y vas lastrado toda la etapa. 
Los asalta-cabras no pararon hasta que el camino se puso en modo "sin piedras", donde pude reunirme con ellos no sin antes poner en peligro "mis integridades físicas" en una recepción.


Terminamos reagrupando en Navacerrada, donde llevaban un rato esperándonos los rígidos. A comer otro poco que el camino es largo y hay que reponer fuerzas. 
La ruta ahora discurre a partir de Navacerrada por el camino de Santiago y se convierte en un sendero divertido para todos. 


Mucho más seco que cuando lo recorrimos Juan Carlos y yo, un mes antes, en labores de reconocimiento, cuando el agua de los arroyos desbordaba y fluía por el mismo camino.



En una torrentera provocada por la erosión del agua, se nos cae Roberto en la típica caída del "estando parado". 
Consecuencias: algún rasguño sin importancia y una rueda delantera retorcida que parece que no va a mas. 
Para dejar a Rober fuera de juego hace falta mucho más, ya lo intentó una piedra más peligrosa un par de años antes y tuvo la misma suerte. Retoma la marcha como si nada y a seguir.
Repasando las fotos me he dado cuenta que en este tramo nos cruzamos con más ciclistas que por el carril bici, algo inusual. Y encima, los que nos cruzamos eran de los que devuelven el saludo!!  Inaudito.


El sendero pasa a pista ancha por donde sí se puede decir eso que todos hemos pensado... "si de Segovia a Madrid... es todo cuesta abajo!!". Aquí ya vamos todos juntos, frenando a los gallos del pelotón a base de esconderles el camino, dando las indicaciones en el momento oportuno.



El día continúa acompañando, se empieza a notar el calorcillo de la primavera y sopla un poco de viento de cara (esto es para Carlos de Andrés: ni idea en qué dirección soplaba) , lo que puede ser un infierno cuando lleguemos al carril bici con más de 80 kilómetros en las piernas.


A lo tonto, a lo tonto, hemos llegado al área recreativa del embalse de Manzanares, nos queda por recorrer la otra mitad del paseillo de hoy. Creo que los que saludaban a la cámara aún no eran conscientes, pero se les veía tan contentos que no sería yo quien les desanimara.


Último tramo de subida antes del siguiente avituallamiento. Vamos ganando altura y el paisaje de la Cuenca Alta del Manzanares se va abriendo a nuestros ojos.


Siguiendo con las tradiciones Sherpas (que se nos quedaron marcadas a fuego aquella primavera del 2011), buscamos la roca para la comida, que el hambre aprieta.


Y el sol también aprieta. Algunos van buscando las rocas para guarecerse, aunque a mi personalmente me parecía la temperatura ideal para tomar unas chuletillas, un cuarto lechal o incluso una paella con su jarrita de sangría, también habría caído. 


En su defecto el menú del día consistió en unas barritas energéticas, geles "powderizantes", almendras a puñaos, alcagüeses, güesitos y hasta fruta. Todo regado con un magnífico caldo de la Fuente de la Reina, para quienes todavía les quedaba.



Desde esta posición, también hubo tiempo para atender a los medios acreditados, a través de las redes sociales, que para eso sí hay dinero.


Foto de grupo antes de continuar. Creo que me costó más reunirles a todos para que posaran encima de la piedra, que hacer un corta y pega con el foto-sop (de ahí la calidad de la foto) en el que aparecemos todos, incluso Juan Carlos que parece que venía al bautizo de parte del novio.


Continúa la ruta con una larga bajada por una pista con mucho canto. Víctor, que tiene más valor que el Guerra, va templando y empieza con el dopping: se ha traído la papilla  y los cereales del chaval, que mezclados con el agua del abrevadero, le darán alas para llegar al final.



Desde el puente medieval del Batán se sube por una pista técnica y sinuosa que no permite relajación y que cada uno sube a su ritmo. Es el penúltimo escollo, ya llegando a Colmenar.


Enfilando hacia Tres Cantos yo ya tenía claro que nos íbamos a mojar. Encima de las torres de Mordor también conocidas como las cuatro torres, parece que se va a desplomar el cielo. Montes de Oca esta vez no falló con sus predicciones, cuando dice probabilidad de tormentas, es que va a caer la mundial. No dice ni cuándo ni dónde, que Madriz es muuu grande y el día tiene 24 horas. Así también acierto yo.


Nosotros a lo nuestro, a seguir dando pedales, atravesando varias veces el arroyo de Tejada sin mojarnos, ni siquiera la rueda de alante.


El último ascenso de la jornada nos deja en el carril bici a la altura de Tres Cantos. A partir de aquí es necesario ir en grupo por que la gente ya va muy castigada. 


Las órdenes de equipo se imponen, Rober y Juan, nos llevan en volandas por la vía roja, todos a rueda y sin perder efectivos de camino.


Cuando más tranquilos vamos, faltando 12 kilómetros a meta, otro pinchazo. Y es que la cabra tira al monte. Isaac en cuanto ve la oportunidad allá que va. La base de una viga de un puente (¡quién sería la madre del ingeniero que la puso allí!) sirve de trampolín para saltar y pinchar por segunda vez en 4 horas, manteniendo la media por salida para algarabía y jolgorio de los accionistas de Michelín.


Vamos tan centrados en la etapa que esta vez le toca cambiar a él solito la cámara. Unos buscando la sombra, otros dando la información en radio-vuelta y otros recuperando fuerzas, fuimos incapaces de sujetarle ni la bomba. En ese momento recibo un guasap de la Botella,  tenía que marcharse ya, que la estaba esperando Jose Mari para comer... En fin otra vez será.
Yo aproveché para cambiarme de calcetines, para llegar aseado a la capital, no vayan a pensar que los de fuera no nos duchamos. 

Después de varias vueltas por el anillo verde ciclista por fin llegamos a la Casa de Campo desde donde 2 amables agentes locales motorizados nos van abriendo paso.



Nos habíamos librado de la tormenta, no se muy bien cómo, pero la tromba que cayó en Madriz se había evaporado y todo. Las calles de Madriz nos recibieron con un tiempo primaveral y engalanadas para la ocasión. Como estaba previsto, no hubo volata final.


Llegada en grupo a la plaza Mayor 


Abrazos y lágrimas al llegar, con frases conmovedoras y emotivas, fiel reflejo de las vicisitudes por las que hemos pasado:
"Tengo el hojal-dre en carne viva" 
"Tengo la pierna como pata de perro envenenado"
Poesía en estado puro


Foto de grupo, que Juan ha hecho de reportero gráfico en los últimos kilómetros pero que se vea que él también llegó.


La verdad que en la Plaza Mayor pasamos inadvertidos, cosas más raras están acostumbrados a ver por allí.


En el bar La Ideal dimos cuenta de nuestro merecido premio: bocata de calamares recién hecho que alguno se abrasó el paladar por no poder esperar. Como crítica gastronómica decir que los calamares y el pan estaban mucho mejor que en el garito de enfrente, donde va a parar.


La tortilla también corrió a raudales


Como era de suponer, nos tiramos en el primer hueco que vimos a degustar aquel manjar. Las caras son el espejo del alma... 


 Viendo unas sillas vacías, no pudimos resistirnos a tomar la segunda ronda en el garito de enfrente, una decepción culinaria para unos paladares nada exigentes. Lo mejor la bebida servida fría-fría. A estas alturas empezaban a dejarse notar algunos tirones.




No todos tuvimos tirones, que los que habían estirado previamente les hacía gracia la situación.


Juan Carlos, que vive cerquita,nos abandona, imagino que se estará arrepintiendo de tan maña ofensa.
Las bicis pedían estirar un poco, que también se habían llevado lo suyo, así que nos fuimos a tomar un café con churros y helado a Atocha. 


 Allí sentaditos en la terraza dimos con el invento que nos hará terminar la calamares del año que viene en la mitad de tiempo: el ciclo-vela. En esta ocasión el vela-ciclista llevaba publicidad subliminal en la vela mayor, que casi no nos dio tiempo a leer de la velocidad con la que nos pasó.
Ojo a la botavara!!


Nos ponemos en marcha otra vez con la panza a rebosar para tomar el tren de las 19.00, que a mi me dejará en Pitis y al resto hasta Cercedilla donde tendrán que hacer cambio de tren, pues Renfe ha tenido a mal eliminar el tren directo Madrid-Segovia.



Entrada en Atocha siguiendo a Juan, que nos llevó sin dudar un momento a la taquilla más cercana.


Foto de grupo, vigilando las bicis no vaya a ser que alguien se fije en ellas.


La bajada al andén sin pinchar!!


En esos momentos el cuenta marcaba 110 km.


Subida al tren de 2 plantas, donde las bicis viajaron como pudieron. Y allí dejé a la chavalería, con dos horas por delante camino de Segovia , donde les esperaba una considerable tromba de agua.



Al año que viene repetiremos, pero con un cocido por delante!!



6 comentarios:

  1. Gran inicio de crónica Ramón...no puedo esperar para ver el desenlace! ¿Colgarás el famoso video de los hechos acaecidos en Atocha?

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    1. El video parece que está censurado. El que quiera verlo de nuevo tendrá que esperar al año que viene, jejeje

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  2. ¡¡Vamos ya!!
    Me ha encantado leeros de nuevo!
    Menudo etapón os marcasteis!! 110 kilometrázos!!!!! XD!!

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    1. Hola Toñi,
      una etapa así merecía ser relatada, además que contaba con material gráfico y sobre todo tiempo.

      Para alguno triatletas los 110 km se quedaron escasos, hubo que convencerles para volver en tren y no corriendo, después de nadar en el estanque de la Casa de Campo.

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  3. Jesús de la Calle17 de junio de 2013, 16:22

    Desde Ciclistas de Lago lo hicimos el día 1 de junio. Fuimos en tren a Segovia y volvimos a Madrid en bici (yo soy paisano vuestro y continué hasta Alcorcón). Hicimos otro recorrido, pero todos los caminos conducen a .... Segovia. Saludos y hasta otra.

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    1. Hola paisano!! Ya leí la crónica, eso sí que es trabajo en equipo. Me gustaría saber a que hora salisteis de Madrid para llegar a Segovia en tren... a una hora prudente.
      Lo tuyo si que es bici-o, que llegaste con la luna a Alcorcón.

      Un saludo.

      Para quien quiera seguir la crónica de Ciclistas Lago
      http://ciclistaslago.wordpress.com/2013/06/02/sabado-1-de-junio-dia-grande-de-ciclistas-de-lago-segovia-lago/

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