lunes, 24 de octubre de 2011

El Kilómetro Vertical a Peñalara


El Kilómetro Vertical de Peñalara, prueba deportiva que organiza el Grupo de Montaña la Acebeda, es una carrera en la que se asciende en 3,7 km una altura de 1.000 m en vertical, con un último tramo desde el Chozo Aranguez, donde se sitúa el avituallamiento, hasta el pico de Peñalara se asciende por un canchal de piedras de granito, donde el esfuerzo para hacer cumbre a 2.430 m es brutal, y si no mirad el video del año pasado.

Ayer quedamos en subir prontito al Chozo Aranguez para ver el ambiente de la carrera y la subida a Peñalara. Juan, que le encantan estas cosas.

El fin de semana pasado estuvimos en el Castañar del Tiemblo, crónica que aún tengo pendiente. Fue un gran fin de semana y en nuestra primera visita el castañar nos deslumbró, la crónica en breve o más bien cuando tenga tiempo.

Domingo 23 de octubre de 2011
Antes de empezar, desde aquí queremos enviar fuerzas y un fuerte abrazo para los amigos de Navabike, en especial para Roberto y su familia.

Domingo ventoso de octubre, cuesta avanzar en dirección al submarino. Este viento trae nubes y es presagio de lluvia, ¡por fin! Pero esperamos que no descarguen durante la mañana de hoy.


He quedado con Juan, Roberto y Juan Carlos en la Venta a las 9.00 pero llego tarde. De camino me acompañan estos dos, que también iban a subir al Chozo, así que el grupo va incrementándose.

Mi hermano Javi y Cuca
 El grupo: Juan, Roberto, Cuca, Javi e Isaac (a la postre y según supe más tarde, campeón Castellano Manchego en la categoría Extrem), 




...y el último integrante que llega recién aterrizado de su luna de miel.


¡Ah!, se me olvidaba que yo también estaba, haciendo fotos pero estaba.
Cuca nos empezó a cebar para subir por el arroyo del cerro del Puerco, y después de llevar un tiempo leyendo a Tris que ese tramo cada vez les gusta más a los Sherpas, pues tuvimos que ceder a sus peticiones.
Arrancamos cruzando el puente que el pantano cubría y que en breve va a quedar de atrezo, porque, no es que quede poco agua en el pantano, es que casi no queda río.


La orilla del pantano y la mayor parte del camino por el que subimos, un secarral. Levantábamos tanto polvo que había que luchar por los puestos de cabeza para no terminar enharinados.


Desde el aserradero de Valsaín sale el camino que lleva al cerro del Puerco, pero al rato se divide un camino a la derecha donde comienza una subida paralela al arroyo que es preciosa, con tramos en los que hacer equilibrios y otros para disfrutar del paisaje. Yo detrás de Rober intentando sacar la cámara para retratar el momento.


 El camino sale a una pala algo más inclinada que termina en la pista de la cueva del monje.


Y desde allí a conectar con las Zetas de los Neveros, por otra zona igual de espectacular que la anterior.


La subida por las Zetas, cada uno a su ritmo, más bien cada uno como puede. Esta subida nunca termina, siempre hay una curva más, siempre una rampa mayor detrás de esa curva. Reagrupamos en el salto del Corzo.


Y de entre las malezas vemos aparecer a los Ketekés, con Kike sin guitarra y sin sus Toca2. Parece que vamos al mismo sitio, así que nos acompañamos. Aquí también cada uno a su ritmo.


En el arroyo de la Chorranca reagrupamos, le pregunto a Kike por los Kamorkas, que al parecer se han quedado discutiendo a donde iban hoy, seguro que terminamos cruzándonos con ellos. Los Ketekés no van al Chozo, así que nos despedimos de ellos.


De camino, Isaac nos transmite la mala noticia de la muerte de Simoncelli, a él se le ve notablemente afectado. El resto de la subida hasta el chozo a contra-corriente: sorteando bicis que bajan, corredores  y senderistas que nos ceden el paso amablemente. Al parecer ha terminado ya la carrera o al menos eso nos dice todo aquel con el que nos cruzamos.
Al fin llegamos al Chozo, bien guardado por Toñi, que se va animando a seguir el senderillo con sus doloridas rodillas a base de "paseos" como este. Con tanto frío ni siquiera paramos para ver si los corredores bajan o suben a Peñarala, todos pa'dentro rapidito que encima están encendiendo la calefacción central.

Estos cogieron palco VIP
Casi tenemos una tragedia, uno de los tablones del palco cedió y casi se lleva por delante a unos excursionistas que estaban en preferente tomando algo. Un susto.
Llaman a la puerta, es David Kamorca y el resto de la prole. No se porqué me imaginaba que nos veríamos.


Comemos algo y a pensárselo dos veces antes de salir, que hace un biruji... Empiezan a salir los chubasqueros por todos lados. El mío está bien calentito en casa (el alzheimer).


De entre las tinieblas que se han tragado la cima del Peñalara, se ve bajar un reguero de corredores multicolor. 


Tuve que tirar de zuping (también conocido como zum) para poder ver algo. Esta gente sí que tiene mérito, arriba no tienen autobús ni helicóptero de la organización para volver a casa, y si ya es jodido subir, creo que peor es bajar.


Arrancamos y nos cruzamos con un solitario sh-Chomin que sube al chozo, parece que va recuperando la muñeca. 
Los Kamorcas y los moto-bikers se bajan sólo Dios sabe por dónde, porque cuando llegué a casa me contó mi hermano que Isaac pinchó y se cayó partiendo el manillar; él quedó sin un rasguño. El resto bajamos por el raso del pino hasta la pista de la cueva del monje para llevar a JC a la Chorranca.


Parecemos el parchís hoy también, cada uno con el chubasquero de un color.


Nos adentramos en el pinar. Da gusto escuchar el sonido del viento bateando las ramas y no sentir ni una brizna de aire, aquí abajo, a ras del suelo estamos protegidos.



Paramos para ver el paisaje antes del descenso bici-al-hombro.




Porteamos las bicis en un tramo complicado, seguro que Juan Carlos lo echaba de menos.


Allí abajo sigue el salto de la Chorranca, cada vez con menos agua, pero aún sigue.



Bajada sin contratiempos con un Juan saltarín dando brincos entre roca y roca.

Érase una bici a un hombre subida.
La bajada la rematamos con un sendero que Juan olisquea desde la cueva del monje hacia el Ceneam, preciosa.


En el CENAM tenía la organización de la carrera instalado los archiperres de la entrega de premios, con megafonía, avituallamiento y demás parafernalia. No nos quedamos porque ya estábamos fuera del horario de control.


Volvemos por senderos hasta la Granja, adentrándonos en la espesura del otoño.


Espectacular la zona de robles por donde terminamos, adivinando casi el camino y rezando para que a esa velocidad no haya ningún obstáculo bajo las hojas.


Acabamos junto al campo de Polo, donde me fijo en esta fuente (creo que es la fuente de la Reina Carabina, no tengo el libro a mano) cuyo caño se asemeja a algo que también cuelga, no se quién es el artista, pero está muy conseguido.


Y ya que estamos por allí, pues tuvimos que entrar a ver cómo han dejado aquello y a echar una partida.


Lo de la partida es mentira, que Juan se dejó los palos de golf en casa, sino, me veía corriendo detrás de estos descerebraos.


La vuelta por carril bici, pantano y caminos hasta Trescasas con el viento a favor, parecía un Ferrari, pero un Ferrari deportivo, como diría Ricardo.

Gran día, gran ruta y mejor compañía.





3 comentarios:

  1. Hola chicos.
    ¡¡Menudo frío que hacía!!
    Me gustó encontrarme con vosotros y saludaros...
    A ver si la próxima es en bici...

    Un abrazo.

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  2. Una ruta suavecita para calentar motores después de casi un mes de inactividad... La subida por las zetas, totalmente prescindible ;)

    Ya en serio, un placer volver a compartir pedaladas con vosotros. No sé cómo, pero hasta habéis conseguido que sea capaz de madrugar un domingo después de haber trasnochado... Mi madre ni se lo cree!!

    Nos vemos! Un abrazo

    jc

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  3. Toñi, poco a poco, que todavía es pronto para coger la bici. Bastante que llegaste hasta allí.

    JC ya sabemos por donde te vamos a volver a llevar la próxima vez. Y a ver si trasnochas un poco más, que no se notó tanto. El próximo día de empalmada.

    Un abrazo a los 2

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