No pondré en esta ocasión la localización de esta portera, porque este tipo abunda por las sendas segovianas y las podréis encontrar en cualquier rincón (además no marqué el waypoint).
Desde mucho antes de que la cultura del reciclaje se puesiera tan de moda, la portera-somier era un clásico para dar acceso a fincas con ganado. Siempre hay alguien que lleva al extremo el reaprovechar, y cuando el somier del crío se queda pequeño, se ata a la cerca para que haga de puerta y no se escape el ganado.
Estas porteras son cómodas de manejar, pero tienen un inconveniente: se oxidan con mucha facilidad y se convierten en peligrosas hojas de acero oxidado.
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