GO-AND-COME. Para miles de universitarios segovianos este término les tiene que resultar familiar. En la jerga que gastamos en mi grupo de amigos el "go_and_come" viene a ser el viaje de ida y vuelta a Madrid que diariamente realizábamos adormilados en autobuses de Horizonte Cultural para ir a estudiar en alguna de las muchas facultades madrileñas.
Ir y volver. Estas tres palabras encierran cientos de horas de viajes, miles de kilómetros soñando, de madrugones y carreras, de anécdotas, de sábanas pegadas, del frío segoviano de la madrugada, de autobuses llenos, de autobuses perdidos...
Sábado 25 de septiembre. La semana pasada no salimos y para esta tampoco hay mucho plan, Juan enclaustrado y yo tengo que volver pronto a casa. Llamo a Roberto a ver si se viene a dar una vuelta y en seguida se anima, así que quedamos a las 9.00 en la raqueta del pantano, toca madrugar.
Al salir de casa el cielo está despejado, pero la temperatura no es la misma que 15 días atrás. No veo al grajo, pero hace un frío intenso. He tenido que desempolvar la chaqueta y en cuanto doy 4 pedaladas, mis dedos a la intemperie añoran unos guantes largos.
Roberto también ha estrenado el maillot largo, parece que ahora sí ha empezado el otoño. No le diremos nada a Juan a ver si el próximo fin de semana aparece en pantaloncillos cortos y maillot de verano.
Tenemos que estar en casa a las 12, decidimos tirar hacia la Cueva del Monje y bajar por la fuente del ratón. Para ir entrando en calor nos metemos por el camino de la cacera de Gamones, donde tenemos que liberar el camino de una manada de caballos que pastan a sus anchas. En La Granja nos olvidamos de la sensación térmica y nos adentramos por los pinares del Real Sitio, sin abandonar la pista asfaltada y subiendo entre sol y sombras. Al llegar a la Cueva del Monje ¿qué hacemos? vamos bien de hora así que seguimos subiendo.
Nos encontramos con una pareja de bicicleteros: el padre que ha engañado a su hijo de unos 12 años para "dar un paseo", se les ve disfrutar y sufrir, más lo primero que lo segundo.
Ahora las sombras ganan la partida y dejan en tinieblas al astro rey.
Sin darnos cuenta llegamos al punto de no retorno. A partir de aquí o terminamos en el puente de la cantina con posible llegada posterior al toque de queda o nos damos la vuelta y volvemos por donde hemos venido. Pues como somos unos mandados volvemos por donde llegamos, que encima a Roberto le espera una entretenida mañana pucelana.
Un pequeño desvío para adentrarnos por un robledal que deja visible un estrecho camino divertido, la única diferencia con nuestro camino de ida.
La vuelta por La Granja, carril bici, pantano, tú a Palazuelos y yo a Trescasas.
Pues ahí terminó nuestro día, un "go and come" por la Cueva del Monje de 40 y tantos kilómetros y a las 11.45 en casita a cumplir. Bastante tranquilillos y ya de pre-temporada.