lunes, 16 de agosto de 2010

No tiene nada...

"Para preservar un amigo 3 cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente, y asistirlo cuando lo necesite." Proverbio Italiano


Y desde el domingo tenemos nuevos amigos. He esperado unos días para escribir la crónica de la última salida, para hacerlo sin preocupaciones y con algo de humor. 

Domingo 8 de agosto. Después de 15 días sicilianos de pasta y pizza, hay que darle a los pedales. Juan ha quedado con la gente de Nava a la torera hora de las 8.00 (sí, sí, de la mañana) para salir por la sierra (no me da la hoja de ruta, así que imagino que será durilla). Llegamos al párquing del pontón con Edu y allí están todos: Rober, Patxi, David, Serrano, Zubi, Raúl,... y la gente de La Granja, en total 20.

Después de las presentaciones y los saludos, salimos camino del pantano. Había atasco para pasar las puertas giratoria, hasta que a Serrano se le ocurrió pasar la bici por encima de la puerta. Está fuerte, porque le tocó recoger media docena de hierros.


El inicio tranquilo, por las sendas divertidas de la cola del pantano y las primeras rampas no tardan en llegar.


Abandonamos la pista asfaltada y empezamos a subir en fila de uno. Aquí algunos se despiden, entre ellos Raúl, van a la cueva del monje. El resto seguimos disfrutando de la subida, yo me quedo más atrás y Juan se descuelga a darme ánimos. Repostamos en la fuente del Chotete (ojo no confundir con la del "Chochete") y a Serrano se le empieza a ver impaciente, no puede estar parado, incluso se le ve animado a hacer unas chuletas junto a la fuente.

Seguimos subiendo, esta vez sujetos por el nuevo asfalto del salto del corzo y la subida hasta el Raso del Pino.




Aquí un grupo de animales "salvajes" se acercan a saludarnos. A mi se me llevaron media manzana.


Los animales son los que van a cuatro patas.


Volvemos por donde hemos venido hasta reagruparnos, nos damos cuenta que falta "Freire", que se había hecho una excursión alternativa. Huele a tormenta, tenemos que avanzar. Desde este punto empieza la parte más divertida: la bajada, de nuevo hasta el Salto del Corzo y nos desviamos por "las zetas", que como más tarde nos enteramos, es el camino de los Neveros. 

La bajada por un terreno descarnado, hasta que a 200 metros por delante veo rodar a alguien por el suelo. Es Zubi, buscando setas, pero por lo que parece no las encuentra. Está tan concentrado que hasta pierde la noción del tiempo.Tenemos que llamar al 112 (nos cuesta algo indicarles donde estamos), mientras Juan y Jose incorporan al micólogo empieza la tormenta. Tenemos la suerte de contar con un agente forestal entre nuestras filas, que no duda en ir a por el vehículo "casi-todo-terreno" y acercar al herido hasta la ambulancia. Tiene algo de chapa y pintura, nada que el reposo no pueda curar, pero se le llevan a hacer unas pruebas.  



Pasado el susto volvemos al párquing de Robledo, donde los de Nava recogen bártulos, intercambiamos impresiones y se inicia una especie de competición por ver la bici más ligera. Después de eso hasta me da vergüenza salir con mi BH Torrot.

Volvemos a casa dando un paseo por la cañada, hasta Trescasas donde me despido de Juan y Rober, que les cae la del pulpo volviendo a Palazuelos, parecía que se iba a desplomar el cielo.



A las 6 Juan me manda un SMS: "Zubi está bien, en casa, no tiene nada..."







 


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