lunes, 2 de enero de 2012

Escalando Cerro Pelado

Esta es la otra crónica que tenía pendiente desde el pasado lunes 26 de diciembre, algo de retraso acumulado, así que iré rápido comentando las fotos y sin entretenerme.

Lunes 26 de diciembre de 2011. De nuevo amanece soleado pero con un frío gélido. Para muestra un botón: al pasar por un arroyo de camino al pantano tuve que romper una capa de hielo.


En las mismas escaleras del pontón me encuentro con los Kamorcas y Ketekés, que me invitan a unirme a la expedición Malangosto 2011. Otro día chicos, que Juan me estará esperando.


Desde el submarino salimos Juan y yo, y una sorpresa de última hora. Mi hermano Javi que le han dejado plantado se nos une, ya somos un trío! 
Entre los miles de archiperres con que ha tuneado la bici mi hermano, hoy va probando el manos libres que lleva acoplado en el manillar. Tiene que agacharse para hablar pero dice que funciona.


Salimos por la pradera que discurre junto a Valsaín y que tanto nos gusta a Juan y a mi, en busca del camino inexistente como más tarde comprobamos.


Al llegar a la zona donde las máquinas están realizando trabajos forestales cambiamos de dirección, y tomamos el camino to'parriba, también llamado el-de-vosotros-estais-locos.


Parada a alimentarnos con frutos silvestres y otras especies del bosque.


El camino to'parriba está bien marcado, pero supone hacer algo de empuja-bike, un gran deporte que requiere fuerza, garra y pundonor. Algo de los que los Segobikers andamos escasos, con lo que se nos hizo algo complicada la escalada hasta Cerro Pelado.


Según Juan estábamos al lado: - "Si no llegamos en 10 minutos me como ese tronco."- decía con imprudencia.
Javi quería puentear una máquina para subir sin esfuerzos. Una pena no llevar un tenedor.


Juan estaba dispuesto a ir de paquete en la trituradora.


Pasados los 10 minutos de rigor, Juan cumplió con su promesa y se comió un tronco hecho serrín, para no tener que masticar y ahorrar en la dentadura.


Primeras y últimas pedaladas que dimos en busca del dichoso camino. Otra vez a escalar bici al hombro, dando por desaparecida la vereda de Valbuena en sus últimos metros.


Hubo cambio de bici. Juan salió perdiendo con los casi 18 kilos de montura mientras que a Javi le dejamos de ver camino arriba después de haber perdido casi 8 kilos en el cambio.


Llegada a un mirador donde caímos rendidos para hacer acopio de energías.




Unos cuantos buitres nos debieron ver mala cara, porque también querían aprovisionarse con nosotros, no dejaban de dar vueltas sobre nuestras cabezas.


Ahora que podemos dar pedales aprovechamos para llegar a la fuente de la Reina, beber agua y pensar por donde volver: acebeda o Minguete. Javi dice que no conoce la Camorca, monte afamado en el mundillo biker por heredar su nombre del grupo de los Kamorka con k (espero que algún día Gasofa explique en una de sus crónicas la verdad sobre el nombre de este grupo), así que vamos otra vez para arriba.


Llegada a la cima, sin oxígeno y sin motor.
Panorámica del lugar.


Firma de los abajo firmantes en el libro de honor y a bajar.


Otra vez Javi desaparece de nuestro alcance, ahora bajando con cabriolas, saltos y otros alardes de cara a la galería. Juan y yo nos los tomamos con más calma.


Bajada por el cordel de Santillana, por un terreno que al deshelarse deja un barro propio para derrapar o para perder el control de la bici en algunos tramos, que solventamos sin problemas salvo el consabido barro que se agarra al cuadro de la bici. 


Nos despedimos de Juan y a seguir hasta Parque Robledo, donde Javi ha dejado la fregoneta en la que volvemos juntos como hermanos.







1 comentario:

  1. Hola Chicos.
    Que es éso de que andáis escasos de fuerza, garra y pundonor????
    LA LECHE!!!!
    Si un día de éstos subís a Peñalara en bici !!!!!

    ResponderEliminar