miércoles, 16 de noviembre de 2011

Alma de estreno

Casa de Eraso o Casarás. "Se alza el convento de Casarás en el corazón de los montes de Valsaín. A escasa distancia del puerto de la Fuenfría, su localización es una de las más hermosas de la Sierra del Guadarrama que a pesar de su aislamiento no es demasiado esforzado alcanzarla.
[...] Nada queda de su esplendor, más que un par de muros y un arco que asemeja una solitaria costilla.


Más que convento fue un palacio de fortuna donde Felipe II descansaba en su anual travesía del Guadarrama entre los ardores madrileños y el frescor de Valsaín. Su nombre, Casarás, parece ser una deformación del nombre originario del edifico: Casa Eraso. 
Construcción ruinosa que poco a poco fagocita el pinar y el monte guadarrameño entre los paños de sus viejos muros, el aire ventea una oscura leyenda."

Juan Carlos estrena bici y queremos una ruta para que recuerde el día de hoy. Nuestra idea: llegar a la fuente de los mosquitos por el Eresma, subir Cotos, bajar a Rascafría mitad asfalto mitad caminos y volver por el Reventón.

Domingo 13 de noviembre de 2011.  Siguen las rachas de viento, pero no tan huracanado como ayer sábado que parecía que íbamos a salir volando. No hay peligro de desprendimiento, se puede salir en bici.
Salimos desde casa de Juan, donde llega Juan Carlos con su nueva y flamante Orbea Alma y unos pequeños desajustes en la dirección.
No hay problema, metemos la bici en boxes y en un minuto como nueva.

- Pásame la llave para el tornillo jónico de la trócola
Cruzamos el pantano y nos adentramos de pleno en el otoño: robles semi-desnudos que han acolchado el camino, creando una alfombra tejida con miles de hojas, dejando entrever de vez en cuando una zona verde.


En algunos tramos desaparece parte de la rueda entre tal cantidad de hojas. Bonito inicio de ruta.


Vamos viendo los restos del temporal de ayer: palos, ramas, ramitas y ramones por todos lados, los caminos están muy sucios y llenos de estos recordatorios. Hasta Rober decide llevarse una rama bastante aparente de recuerdo en el cambio trasero. Paramos para desenredar el entuerto antes de partir la patilla del cambio.
Llegando a las ruinas del Puente de los Canales nos asalta la duda ¿alguien sabe porqué se llama a este paraje La Máquina Vieja? ¿Dónde estaba la máquina? ¿Tan vieja es? El que lo sepa que deje un comentario y nos saque de esta duda, plis.


Subimos por las "siempre divertidas" sendas del Eresma, hasta que damos con "la autopista" que han dejado las máquinas del aserradero antes de llegar a la Boca del Asno. Tenemos que sortear los surcos de las huellas de estos monstruos pesados y seguir cada uno por donde puede. 


Esperemos que el camino quede igual. Todo esto lo han hecho para recoger estos troncos, que digo yo podrían haberlo hecho como los gabarreros, con unas mulas y a la vieja usanza.


Pasado ese tramo, el pinar está espectacular. No se nota el viento, sólo unas cuantas ramas caídas.


Ya os digo que el pinar también estaba invadido por las ramas caídas por los excesos del dios Eolo, así que repetimos parada para sacar una ramita que esta vez se quería llevar Juan Carlos...


...vemos que va cogiendo experiencia en eso de llevar la bici al hombro, ahora con más ligereza pero todavía le falta soltura.


El río también daba gusto verle, baja agua en condiciones. Ahora hay que pensárselo dos veces antes de cruzar.


Un tramo a pata hasta ver el puente de los mosquitos y de un salto nos incorporamos a la CL-601


Descubrimos una senda paralela a la carretera que salva ese tramo de asfalto (siempre peligroso) hasta el GR-10. No pisamos la carretera, pero nos costó subir al camino, no importa, es preferible patear un camino que rodar por carretera.


Desde aquí hacemos la subida más agradable, a ritmo, por sendero asfaltado hasta el desvío del camino Viejo del Paular donde después de un pequeño desvío conseguimos llegar al puerto de Cotos.


Y es allí donde nos encontramos a este grupo de quinceañeros que habían subido a merendar al campo. Aunque les invitamos a unas cervezas declinaron la oferta, menos mal porque nos habrían dejado sin cuartos.


Resulta que Cotos y sus 5ºC fueron el destino preferido por media Segovia el domingo pasado. Los Sherpas también subieron, pero se quedaron a las puertas de la Venta Marcelino (¡aayyyy, ignorantes!). Allí nos aguardaba el calor de un café, el frescor de una birra y un buen pincho de tortilla.


Aquí ya vimos que Rasca-fría iba a ser destino imposible por el tiempo, tanto el climatológico (niebla y viento noroeste) como la duración, así que lo dejamos para otro día. Con ganas nos quedamos de subir la loma del Noruego hasta la Bola...pero hacía mucho frío. Pues nada, chubasqueros, carretera y manta hasta el puerto de Navacerrada, a grito pelado para hacernos notar, porque ver, lo que se dice ver...
Juan y Roberto pusieron el tren, hasta que el vagón de cola quedó descolgado ya llegando al párquing.
Estaba fino también el puerto y os podéis imaginar el camino Schmidt, que vimos hasta gente con maletas y neveras. Todos muy respetuosos, eso sí, se retiraban para dejarnos paso, parece que es posible la convivencia ciclsita-peatón.


Haciendo un alarde termino con la rueda delantera medio destalonada, perdió aire al bajar una piedra pero al meter la bomba volvía a cogerlo. Seguimos el camino por la senda de los Cospes, menos transitada y más divertida aún que el Scmidt, hasta la fuente de la Fuenfría donde paramos a rellenar el agua que en Cotos no nos atrevimos a coger por no quedarnos helados.


La parte entretenida empezó bajando por la calzada romana, saltando ríos, piedras y pedruscos. Nos desviamos para ver las ruinas de casarás, donde nos pareció ver el espíritu de Hugo de Marignac junto a la estructura que soporta la última ventana que queda en pie. Ampliad la foto, no se qué pensará el amigo Íker Jiménez al respecto.


La niebla va desapareciendo y realmente desde aquí las vistas son magníficas.




Mirando el reloj se nos hace tarde, tenemos que dar por terminada la ruta: bajada por asfalto hasta el camino de Santiago, donde nos despedimos de Roberto que se vuelve por carretera a casa. El resto del grupo por Santillana, camino de los tanques y a casa.



Damos por terminada la ruta y nos despedimos. La próxima semana más y mejor




2 comentarios:

  1. Joer con los "quinceañeros". Parece que ese día estaban en todos los sitios a la vez. Podíais haberles invitado, que en cuestiones de cerveza no tienen fama de ser demasiado exagerados.

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  2. El de la tirita en la nariz se quedó con ganas, pero no hubo quórum. Ahora que si llegas a entrar en la Venta con las hordas, habríais invitado vosotros.

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