jueves, 29 de diciembre de 2011

Un chozo, dos chozos, tres chozos

..."la tierra es un chozo donde vivo yo." como diría aquél mítico programa y canción de nuestra más tierna infancia, sólo hace falta ponerle música.



Juan ya ha preparado la etapa de antes-de-Navidad, y además se ha aprovisionado para brindar en las alturas, todo un detalle con el que sorprenderemos a Roberto. La etapa reina, como la llamó Juan Carlos (que tenía otros compromisos bicicleteros y cambió monte por carretera) tenía que terminar en tiempo para llegar a comer a una hora prudente.

Sábado 24 de diciembre de 2011. Adelantamos nuestra salida al sábado para poder tener una Navidad familiar, aunque para esta etapa pre-navideña nos quedamos en cuadro: Juan, Roberto y yo.
Pistoletazo de salida a las 9 de la mañana, con un frío que corta la cara en cuanto coges velocidad,  pero con un sol radiante que no nos alumbraría hasta casi el medio día.

Nos quitamos los primeros kilómetros por la carretera de Robledo hasta Valsaín y aprovechamos para quitarnos también bragas o gorros en la primera parada. Sólo gorros o bragas, del resto de la indumentaria de estos aguerridos ciclistas no sobra nada.


Atacamos las primeras rampas por la fuente del ratón. Ratón que ha debido de morir congelado el pobre bicho o estará hibernando. Él se lo pierde, que hoy es un día para disfrutar de la Sierra.


Nos sirve esta primera toma de contacto para entrar rápido en calor y sin más tiempo de demora y Jaime de Aragón nos encaminamos raudos y veloces hacia el Puente de los Quebrados para subir al primer chozo de la mañana: el del tío Levita.
Un percance mecánico de Roberto en mitad de la subida me permite volver a tomar aire. Hoy la bici que chilla como un gato en celo es la Conor. Unas gotas de aceite en la transmisión y a seguir.



A seguir chillando quiero decir, porque hasta que no probó el agua la bici no dejó de susurrar.


Allá donde se juntan los arroyos de Two Sisters y broken stream (Dos Hermanas y de las Quebradas para los que no tengan traductor de google), hoy se divisaba un salto precioso (de aguas) con alguna zona helada. Bajan las aguas rápidas y saltarinas, como es propio en esta época.


La llegada a Majada Hambrienta, sin noticias del señor Sol, se produce en la umbría más absoluta.


Tras largas deliberaciones decidimos seguir a la conquista del siguiente chozo: el del tal Aranguez, no sin antes sacar la foto del grupo Parchís. Os preguntaréis quién nos hizo la foto, bueno pues ahí queda como secreto profesional, aunque se podría decir que nos la hizo el espíritu de Paco (sí hombre, ese chaval de Nava de la Asunción que antes montaba en bici y que ahora le da por pegar pelotazos con una pala).


La salida hacia el siguiente chozo en línea recta.
Estaba el terreno entre gracioso y divertido. Las tollas están congeladas, por lo que "casi" se puede pasar por encima. Y digo casi, porque en cuanto pillabas una que estuviera en proceso de descongelación, allí que se hundía la zapatilla hasta más allá del tobillo. Muy parecido a las "zamburguesas" de humor amarillo. Super-gracioso el tema.


Pensaba yo que Roberto no se orientaba bien, pero siguiendo sus pasos llegamos a nuestro objetivo, prácticamente por el camino más corto aunque sin dar una pedalada. Juan Carlos se lo estaba perdiendo, qué injusto.


Estuvimos pensando en dar aviso a los del Seprona, porque en esa zona había Orcos, si no mirad como dejaron los árboles. Parecía que estábamos cerca de Isengard.


Nosotros a seguir buscando el chozo.


Nos llamó la atención un helicóptero que sobrevolaba la cuerda de Peñalara, al día siguiente nos enteramos que estaba buscando a un montañero que desgraciadamente apareció muerto por la tarde.


Y es que la zona por donde buscaba el helicóptero de rescate parece muy peligrosa. Desde la distancia se puede ver el hielo que se ha formado entre las rocas próximas a la Majada Hambrienta, espectacular imagen.


En el chozo Aranguez había un grupo de montañeros terminando de almorzar. Nos felicitamos las Pascuas y nos quedamos el chozo para nosotros solos, algo complicado de conseguir últimamente.

Allí brindamos por la Navidad, el Año y por todos los que no nos ha podido acompañar.


Cambio de camisetilla interior (un invento oiga) y otra foto gentileza del espíritu de Paco en el segundo chozo, como se puede apreciar, por fin el Sol empezó a calentar.


Y esto es lo que tiene el Sol, que te contagias con su calorcillo después de pasar la mañana a la sombra y se hacen muchas tonterías.


Cruzar arroyos por aquí también es divertido, muchos de ellos congelados se abrían a nuestro paso, como el Mar Rojo ante Moisés.


Si leen esto nuestras señoras que sepan que fuimos con cuidado extremo, si no leen pues que lo sepan también. Hoy no era día para florituras.

Roberto tirando de técnica
Por el raso del Pino hacia el sendero que esta vez se nos mostró a la primera. Ya confía en nosotros. Dos saltos de arroyos y unos cuantos equilibrios después nos encontramos en la Majada del Tío Blas, completamente helada y de color amarillo, que hacen algo más complicado el acceso al chozo.


En este chozo también hay montañeros que han subido a brindar con champán, una tradición al parecer. Son los "constructores" que en el 2007 levantaron esta cabaña.
Nos cuentan que hace unos días tuvieron que limpiar el refugio de botellas (sí, este también). ¿Pero qué diablos le pasa a la gente? ¿No pueden hacer botellón en el parque de su casa? Es que no veo el sentido que alguien que conoce la Sierra y se supone que le gusta, suba hasta aquí para hacer un botellón y largarse dejando empantanado el lugar de los hechos. Entre otras lindezas, porque al parecer hoy se encontraron piedras del muro de entrada lejos de su lugar original. Entre unos pocos van a conseguir que nos cierren estos refugios que tan útiles son en días de lluvia y frío.


Después de un rato de charloteo, nos bajamos por Dos Cabañas, disfrutando de nuevo del paisaje que dejamos atrás y de las veredas por donde nos deslizamos.


Paramos en el mirador natural de Majalapeña a deleitarnos con sus vistas y la tranquilidad que allí se respira. En un día despejado como hoy se ve el esplendor del palacio de La Granja (apagado por la los árboles de hoja caduca desnudos) y parte de la provincia de Segovia.


Por la hora que es ya, acortamos bajando hasta la fuente del Chotete desde donde Roberto nos deja para llegar a una hora prudente a casa.


Juan y yo nos quedamos todavía un rato más a seguir disfrutando de las sendas que tanto nos gustan, cruzando arroyos crecidos,...


... descansando en el Rincón del Abuelo


... y siguiendo los caminos tapados por las hojas que ha dejado el otoño.


Hasta llegar al esquinazo y continuar pegados al muro, uno de nuestros parajes preferidos. En cualquier época del año y más con la luz que entraba, no tuve por más que parar, me inspiraron los elfos de aquel lugar para hacer una serie de fotos.


Bueno más que la inspiración fue porque Juan estuvo haciendo unas gestiones telefónicas y mientras yo intentaba localizar a Juan Carlos para quedar a tomar unas jarritas, pues me lié a tirar fotos.


Desde el suelo con macro digital.


Fotos a las alturas con zoom x3, a 2 pinos gemelos.


Hasta que por fin arranca el amigo Juan para seguir regalándonos unas últimas sendas antes de llegar a Las Huertas de la Granja, donde una jauría de perros nos recibe a gruñido limpio. No se si eran 8, 10 o 12, pero como siempre fue el más pequeño el que se arrancó a achucarnos, y junto con él toda una camada de perracos. Salimos corriendo como alma que lleva el diablo, con más miedo que vergüenza y soltando improperios contra el dueño.

Y con un poco de carril bici hasta Segovia, acabó este hermoso día previo a la Navidad.

Los tres renos de Santa Claus les desean Feliz Navidad

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Sorteo de Cesta de Navidad

Como la cosa está muy malita y tenemos que sacarnos unos cuartos para subvencionar la equipación del año que viene, hemos pensado en sortear una cesta de Navidad entre los lectores del blog. 

Aquel que deje en los comentarios el día que subimos a la Bola del Mundo por primera vez , será agraciado con esta estupenda cesta.

Ojo que ahí detrás hay un paquete de galletazas Príncipe
El afortunado podrá pasar a recoger su premio en el chozo Aranguez, donde se le hará entrega además de unos pistachos de regalo (2 concretamente)





















lunes, 26 de diciembre de 2011

Feliz Navidad!!


Desde este blog deseamos a nuestros lectores una ¡Feliz Navidad y Próspera Sierra Nueva!



Como toda la prensa española, el domingo 25 (y de paso lunes 26) no hubo entradas, pero tranquilos que tenemos dos rutas pendientes de documentar. Permanezcan atentos...

martes, 13 de diciembre de 2011

El bosque animado

"El bosque animado es una película de cine española dirigida en 1987 por José Luis Cuerda .
En el fantástico mundo del bosque animado se conoce a gente que se ha transportado a ese sitio por una fuerza mágica. Un bandido, un pocero, una niña que trabaja, un chico que no quiere trabajar, una muchacha que emigra, un fantasma que busca compañía...


Estos, y muchísimos personajes más, constituyen el diverso panorama que vamos descubriendo entre los árboles del bosque animado. Sus pequeñas historias componen un tejido al mismo tiempo humano y vegetal, se cruzan, se entrelazan, y es difícil llegar hasta sus raíces, saber cuándo empiezan y dónde terminarán."
Fuente: Wikipedia

Os invito a que disfrutéis de esta genial comedia "¡Me caso'n Soria!"

Me levanto con un mensaje amenazante de Juan Carlos, que viendo cómo ha amanecido prefiere quedarse en la cama. A mi me entran dudas y remordimientos, pero tampoco es que esté lloviendo, hay una niebla guarra, de las húmedas y que mojan, pero se pueden dar pedales.

Domingo 11 de diciembre de 2011. Le planteo a Juan llevar en coche las bicis hasta la puerta Cosíos y salir desde allí, pero nos damos cuenta que Roberto puede que haga hoy su aparición estelar, como al final así fue y decidimos mejor salir desde Segovia en bici. 
Carril bici hasta la glorieta de Palazuelos donde esperamos a Rober y desde allí cruzamos a la otra orilla, al carril para andarines que tiene arena y no salpica, que tampoco es cuestión de empezar la ruta con el trasero empapado. Nos adelanta más de una bici montada en coche. Otros que han tenido la misma idea.

La humedad, los colores del otoño y esa niebla daban un aspecto espectral al bosque, como a película de terror de serie B, como si estuviera encantado.


Una vez a resguardo en el pinar ya vamos sudando, no hay problema con la lluvia. Nos quitamos chubasqueros, bragas, gorros y otros atrezos. 


Y a braga quitada subimos hacia la Fuente de la Plata con la transmisión de Juan haciendo ruidos raros y saltando de piñón a piñón. Se retorcía la jodía cadena como queriendo salir, sobre todo cada vez que Juan, con su pedalada a cámara lenta, pedía más ritmo y la cadena saltaba como una posesa pidiendo un respiro, pero no había tregua... hasta la fuente de la plata... donde paramos a cargar las botijas. 


Aunque parezca increíble esta fuente que está seca la mayor parte del año, ya tira agua, pero un agua medio templada, no creas que estaba fría, pero se podía beber.

El bosque parece que decía: -"Venid, veenniiiddd seguid las tinieblas..."
Y seguimos subiendo, con la cadena canturreando. Daba escalofríos escuchar ese sonido, tiene que ser similar al de las ánimas penando por el purgatorio. Sólo que aquí el único que penaba era Juan que se le atragantaba el ritmo cada vez que daba una pedalada más fuerte que otra. Las raíces, piedras y trampas que nos dejaba el bosque tampoco ayudaban.


Ya sobre el asfalto de la pista del salto del corzo se dejaron de escuchar esos sonidos de ultratumba y se le vio a Juan más cómodo, como a molinillo.


Subida al raso del pino. En ese tramo pude escuchar algo que me heló la sangre: el silencio. Nada, ningún sonido, como si me hubiera quedado sordo. Es una sensación agradable pero a la vez extraña.
Arriba nos esperaban las últimas y escasas nieves. ¡Qué alegría cuando por fin pude rodar sobre el sólido elemento! Más sólido que nunca, porque estaba helada.


Paradiña junto a la estación metereológica, en el pino del Raso del Pino.


De camino al chozo del tío Blas, Juan nos dirige por el mismo camino que mil y una vez hemos perdido y las mismas veces hemos encontrado. Un camino que aparece y desaparece, por el que sólo circulan los que han sido invitados a este tramo de la sierra. 
Se veía venir, pero hasta que no ocurrió... Un pino de los de Valsaín (rudos como ellos solos) harto de ruidos infernales, atrapó a Juan entre sus fauces y como si de un adorno navideño se tratara le dejó colgado de sus ramas.


A Roberto y a mi se nos ve preocupados, aterrados, muertos de miedo. Hicimos todo lo que pudimos por liberarle, pero no hubo forma.

- ¡Por fin se hizo el silencio de nuevo!
-¡Déjale ahí! que espabile
No volvimos a ver a Juan hasta el mismísimo chozo. Se le veía cambiado, como engatusado, no levantaba la bici con el mismo entusiasmo. En campo abierto estaba lloviendo y seguro que fue por eso que no nos dimos cuenta de la que se nos avecinaba.


Nos abrió las puertas de la cabaña, donde nos pusimos a cubierto para comer algo y cambiarnos de camisetilla interior.


Aquello era un "after-hour", con sus luces azules, sus bancos para el ligoteo, su garrafa dos por uno... faltaba la música hasta que yo me puse a cantar y bailar para entrar en calor. No se hicieron fotos del evento por no herir la sensibilidad de los lectores.

¡Viva la fiesta!
Ya más secos nos enfundamos otra vez los chubasqueros y a bajar, como diría Perlita de Huelva, con: 
"precaución amigo conductor
que la senda es peligrosa 
y te espera tu madre o esposa 
para darte su abrazo de amor".




No se si fue esta canción la que rondaba por la cabeza, pero cada vez que se ponía el terreno complicado, a bajarse de la bici. En la fuente del montañero, que se encuentra en mitad del camino, apareció Doña Rogelia para darnos instrucciones sobre la bajada.

- Bajar con cuidado, ¡Leñe!
Y así seguimos, con un último tramo muy divertido que nos deja junto a un arroyo, donde se produce la transformación de Juan. Miradle la cara. No cabe duda, está endemoniado.


Bajamos por el esquinazo hacia la fuente de la plata, disfrutando por los senderos plagados de saltos y hojas. Sin llegar a cruzar el puente, más sendas y más hojas, animados por la velocidad y sorteando robles en un ambiente húmedo, todo un subidón de adrenalina.
Con Juan desatado buscando nuevos senderos por donde no los hay, terminamos trepando por uno de los puentes de madera, de esos que han hecho en el camino paralelo a la carretera de la Granja a Valsaín, para poder salir de una vía muerta.
En La Granja se produce la tragedia. Un Juan poseído o poseso, pierde el norte o la brújula que hasta ahora le venía guiando. Como alma que lleva el diablo empieza a callejear por parte de la Granja, urbanizaciones cerradas y por detrás de campos de fútbol sin ningún rumbo. Lo peor que nosotros dos como corderitos detrás de él, hasta que entró en razón y nos llevó a disfrutar de los cenagales de la cola oriental del pontón.
Acompañamos a Rober hasta Palazuelos y de allí a casa, una magnífica ruta por el bosque animado.