lunes, 30 de agosto de 2010

Calentando motores

"La Cruz de la Gallega es, en realidad, una mera encrucijada de caminos [...] 
Y es que ha de saberse que en el siglo de Vespasiano (I después de Cristo) una calzada procedente de Segovia atravesaba este collado crucial en demanda del puerto de la Fuenfría[...]
a partir de 1788, con la construcción de la carretera por el puerto de Navacerrada, el itinerario romano cae en desuso, quedando únicamente "para el paso de gallegos que van a segar a Castilla" (Pascual Madoz, 1848): de ahí, el nombre de la encrucijada."
ANDRÉS DE CAMPOS. Vuelta Eresma entre pinos



Antes de comenzar esta aventura de Segobike, Alejandro y yo teníamos una ruta de verano clásica entre los clásicos (ya van 4 ediciones): LA CERCEDINA.
Saliendo de Segovia, se asciendo por la Cruz de la Gallega hasta el puerto de la Fuenfría para dejarse caer a Cercedilla por el camino de la República. Desde aquí tomar el "tren de la naturaleza" hasta Cotos (sí, lo se, este tren es para vagos y "descenders" pero es más cómodo que subir dando pedales) y otra vez a bajar hasta Segovia, casi 30 km deslizando por pistas y caminos.

Domingo 29 de agosto de 2010. Con Juan y Roberto de vacaciones, quedé con Axo el domingo para acometer la ansiada "V Edición de La Cercedina", pero surgieron compromisos familiares que recomendaban posponerla y recortar el recorrido. Además se sumaba a última hora Roberto, que ha vuelto de Gijón con ganas de bajar las fabes, los culines de sidrina,... y tiene que estar de vuelta a la una.
Hora de salida: a las 10:00 en el submarino amarillo. Son las 10:15 y sin rastro de Alejandro, llamada telefónica: viene con la rueda de atrás pinchada. Vamos hasta "Oak Park" o Parque Robledo a reparar la avería. 


Se ha hecho tarde para Rober, pero a la Fuente de la Reina digo yo que sí nos da tiempo a subir.
Últimamente no levantamos cabeza, el pasado viernes fue la bici de Juan que con un doble pinchazo frustró nuestro intento de hacernos una Atalaya tardía.

Remember

Llegamos a la cola del pantano y cambiamos el habitual recorrido, hoy quiero grabar un track con el sendero que me mostró Juan. Desgraciadamente tengo problemas con el móvil y no consigo capturar el track, otra vez será. 
Veo al Axo reptar como una viborilla por su entorno, aún conserva sus dotes de escalador, lleva desde Los Tortos con la bici en barbecho, pero las piernas responden a su esfuerzo.


Desde Valsaín, dejando atrás el camposanto, comienza la interminable subida hasta la fuente de la Reina. Los primeros kilómetros sin sombra donde cobijarse y con rampas del 20% hasta la Cruz de la Gallega, convierten a esta pista en ideal para la toma de contacto y como entrenamiento para La Cercedina. Roberto sube cómodo, como dando un paseo.


Yo pongo un desarrollo cómodo para la condromalacia, tratando de no perder rueda y Alejandro sigue mi estela como un titán, sufriendo pero sin ceder un ápice hasta el último tramo, donde se exprime para retomar mi rueda. Como dice Roberto, Axo es una incógnita porque si saliendo cada 5 meses está fuerte ¿qué hará cuando cuelgue los hábitos y se ponga a salir con más frecuencia?


La pista, recién asfaltada, parece la M-30 en hora punta, no paran de bajar ciclistas. Subiendo adelantamos a un grupo de unos 7-8 madrileños que vienen de Cercedilla y han parado a retomar fuerzas. Ahora el camino nos da un descanso y enfilamos algún tramo llano hasta dar con otro clásico: la "fuente de aguas buenas", que no es que sea agua potable, es que se llama así la fuente, aunque el líquido que fluye hace honor a su nombre.




Continuamos hasta la Fuente de la Reina, donde hacemos un pequeño descanso. Son las 12.15 y hay que empezar a bajar. 


Quería enseñar a mis compañeros de aventuras un tramo de la Acebeda o un Minguete, pero las prisas lo desaconsejan, así que volamos por donde hemos venido, la bici baja sola, alentada por la pendiente asfaltada, hasta cruzarnos por segunda vez con el camino de Santi, y aquí si que abandonamos el asfalto para hacernos un tramo sin civilizar. Sin darme cuenta me paso las flechas amarillas y aparecemos en una bajada con muy buena pinta que invita a un descenso animado.



Aquí Roberto ve que el "deadline" se aproxima y soy objeto de sus amenazas, así que pisamos de nuevo el acelerador hasta la Cruz de la Gallega y de nuevo velocidad hasta el cementerio, donde Roberto nos deja, va a poner el tren a casa. 


Le propongo a Alejandro algo de diversión antes de volver a casa, pero por hoy ha tenido suficiente, nota la falta de kilómetros así que nos volvemos también, nosotros por senderitos hasta la cola del pantano, carril bici y de vuelta al hogar.
Por el camino que sigo para llegar a Trescasas, me encuentro con que han reparado la que para mi es la portera mejor diseñada de todas con las que me he encontrado por la sierra: la portera automática



Y con esta fotografía pienso iniciar un estudio sobre las puertas y porteras que nos podemos encontrar por la sierra segoviana ¿Cuál es la tuya? Podéis dejar vuestra puerta preferida si os animáis, localización y foto para que la pueda subir. segobike@gmail.com


Este es mi tributo a la portera automática




Portera automática

Situación
N 40º 55´ 54.7´´ 
w   4º   2´ 20.1´´ 

Está en el camino que va de Trescasas al pantano del Pontón.
Tiene un mecanismo que la hace única: un simple muelle que por la ley de Hooke hace que se cierre solita.


En dirección Trescasas y con algo de pericia, incluso no hace falta que te bajes de la bici.



El problema que hace poco, alguien con mucho ímpetu sacó la puerta de su eje y otro con más ímpetu y una cuerda azul, ha remendado la afrenta a este tributo a la ingeniería.


Y es que, como decía McGyver, no hay nada que una buena cuerda azul no pueda arreglar.
Larga vida a la puerta automática!!

miércoles, 18 de agosto de 2010

Malangosto sin romeros

Pasando yo una mañana
el puerto de Malangosto
asaltóme una serrana
tan pronto asomé mi rostro.
-«Desgraciado, ¿dónde andas?
¿Qué buscas o qué demandas
por aqueste puerto angosto?»

Contesté yo a sus preguntas:
-«Me voy para Sotos Albos»
Dijo: -«¡El pecado barruntas
con esos aires tan bravos!
Por aquesta encrucijada
que yo tengo bien guardada,
no pasan los hombres salvos.»
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita 
Tranquilas chicas, que nosotros pasamos salvos. No dimos con la serrana.


Por razones de agenda, falté a la cita con la romería de Malangosto, que este año se celebraba el día 1, primer domingo del mes de agosto. Es la romería que se realiza a mayor altitud de toda Europa (1.975 m), subiendo en procesión desde el chozo hasta la cruz, donde se oficia la misa al aire libre. En esta peregrinación, siempre me ha llamado la atención la capacidad pulmonar del músico de la dulzaina, que sin desentonar una nota sube cual Oiarzabal acompañando al santo.

Me gusta acudir a este evento desde que era un adolescente, cuando mi padre me descubrió la romería, afrontando la pendiente del puerto en la comodidad de un 4x4, hasta que encontré una forma más gratificante de asumir ese reto: subir pedaleando.

Domingo 15 de agosto de 2010. A la una hay que estar de vuelta en casa, así que quedamos Juan, Roberto y yo a las 8.30 en Trescasas, demasiado pronto para Alejandro que a las 2.20 me envía su ya tradicional mensaje. Queremos subir por el camino que suelen llevar los romeros motorizados, que sin romería es más tranquilo, y bajar por las Tejeruelas hasta la mata de la Saúca, por donde subí con Juan el año pasado. 

Enseguida iniciamos un pequeño ascenso hasta los secos y polvorientos senderos de la cañada real dirección Sotosalbos. Es una senda fácil de seguir, sólo rompe su monotonía el cruce de un par de arroyos y las carreras de algún atrevido conejillo (pudiera ser liebre) hasta su madriguera. 
Me encanta este tramo de la cañada que he seguido desde crío cientos de veces, muchas pedaleando como si en ello me fuera la vida (hasta que un día probé el suelo), otras tantas dejándome llevar, tratando de desconectar durante el mes de agosto y las más divertidas descubriendo nuevos senderos para no volver a casa por la misma ruta. Aunque cuando más se goza la cañada es en primavera, cuando las aguas de los arroyos se desbordan, convirtiendo el camino en un verde lodazal. 

Llegamos al Rancho Alfaro, donde comenzamos a subir por un camino con grava del calibre 52 que agarra los neumáticos como queriendo impedir nuestro avance. Aquí Rober se monta en la chepa a unas amigas que no abandonará hasta casi coronar: unas 30-40 moscas que establecen su base en el maillot negri-blanco.


No sabemos si es el suavizante que utiliza Elena o las feromonas que desprende Rober (Elena sácanos de dudas!!), el caso que entre Juan y yo no llevábamos ni la mitad de la "orgía mosquera" con que Rober nos sorprendió. En el embalse del Pirón paramos a ver si encuentro la altura del sillín y a espantar el moscódromo de Rober.


Desde aquí ya se empieza a divisar el horizonte castellano y prácticamente hemos pasado las peores rampas.


Seguimos subiendo por un terreno algo más amable, "subir llaneando" como le gusta definir a Rober.


Paramos a llenar el bote de forma gratuita en el arroyo del Pastizal, donde hace unos años el Mixo rechazó un trago de sus aguas cristalinas, imagino que embriagado por efecto del golpe de calor que llevaba, pero esto es otra historia.


Seguimos la autopista hasta que toca saltar la valla. Juan establece prioridades: la bailarina tiene que danzar siempre en último lugar, para poder sentir sus fibras carbonatadas justo después de pasar nuestros hierros. Y aquí comienza la subida por el pedregal que precede al chozo, con unos primeros metros en los que no se escapa nadie de echar el pie. Roberto está fuerte y demarra para mantener el equilibrio.

Nos juntamos en el chozo, donde rellenamos los botes con un agua que nos esquilma Bezoya unos metros más abajo, agua fresca, como recién sacada de la nevera, todo un lujo para poder continuar hasta la cruz, donde se respira un aire limpio y puro, demasiado fresco para venir sudando. 

 

Disfrutamos de las vistas, desde el puerto se divisan tierras castellanas y madrileñas. Repostamos en este paraje de tranquilidad antes de emprender el descenso y hacernos las pertinentes fotos.


 
A partir de aquí ya solo nos queda tirarnos cuesta abajo (o eso pensamos), extremando precauciones en el pedregal y dejándonos deslizar por las Tejeruelas y la Umbría, volviendo a saltar alguna portera. 
Cuesta decirlo, pero se cansa uno de tanto bajar, en tensión por el estado del camino y sujetando la bici con los frenos para que no se embale. Cuando llegamos a la mata de la Saúca con las piernas dormidas, se nos ha olvidado dar pedales y cuesta avanzar. De aquí a casa un paseo, con algún pedrusco que se lanza contra el dedo gordo de mi pie antes de llegar a Gamones.



  

Sé que con palabras no se puede dar consuelo,
pero desde este blog queremos hacer llegar nuestro más sincero pésame
a nuestro amigo Juan, que ayer perdió a su abuela.
Un fuerte abrazo para Juan y su familia, que cuentan con nuestro apoyo
al igual que siempre nos lo entrega Juan, de forma incondicional.

Paz y mucho cariño.


lunes, 16 de agosto de 2010

No tiene nada...

"Para preservar un amigo 3 cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente, y asistirlo cuando lo necesite." Proverbio Italiano


Y desde el domingo tenemos nuevos amigos. He esperado unos días para escribir la crónica de la última salida, para hacerlo sin preocupaciones y con algo de humor. 

Domingo 8 de agosto. Después de 15 días sicilianos de pasta y pizza, hay que darle a los pedales. Juan ha quedado con la gente de Nava a la torera hora de las 8.00 (sí, sí, de la mañana) para salir por la sierra (no me da la hoja de ruta, así que imagino que será durilla). Llegamos al párquing del pontón con Edu y allí están todos: Rober, Patxi, David, Serrano, Zubi, Raúl,... y la gente de La Granja, en total 20.

Después de las presentaciones y los saludos, salimos camino del pantano. Había atasco para pasar las puertas giratoria, hasta que a Serrano se le ocurrió pasar la bici por encima de la puerta. Está fuerte, porque le tocó recoger media docena de hierros.


El inicio tranquilo, por las sendas divertidas de la cola del pantano y las primeras rampas no tardan en llegar.


Abandonamos la pista asfaltada y empezamos a subir en fila de uno. Aquí algunos se despiden, entre ellos Raúl, van a la cueva del monje. El resto seguimos disfrutando de la subida, yo me quedo más atrás y Juan se descuelga a darme ánimos. Repostamos en la fuente del Chotete (ojo no confundir con la del "Chochete") y a Serrano se le empieza a ver impaciente, no puede estar parado, incluso se le ve animado a hacer unas chuletas junto a la fuente.

Seguimos subiendo, esta vez sujetos por el nuevo asfalto del salto del corzo y la subida hasta el Raso del Pino.




Aquí un grupo de animales "salvajes" se acercan a saludarnos. A mi se me llevaron media manzana.


Los animales son los que van a cuatro patas.


Volvemos por donde hemos venido hasta reagruparnos, nos damos cuenta que falta "Freire", que se había hecho una excursión alternativa. Huele a tormenta, tenemos que avanzar. Desde este punto empieza la parte más divertida: la bajada, de nuevo hasta el Salto del Corzo y nos desviamos por "las zetas", que como más tarde nos enteramos, es el camino de los Neveros. 

La bajada por un terreno descarnado, hasta que a 200 metros por delante veo rodar a alguien por el suelo. Es Zubi, buscando setas, pero por lo que parece no las encuentra. Está tan concentrado que hasta pierde la noción del tiempo.Tenemos que llamar al 112 (nos cuesta algo indicarles donde estamos), mientras Juan y Jose incorporan al micólogo empieza la tormenta. Tenemos la suerte de contar con un agente forestal entre nuestras filas, que no duda en ir a por el vehículo "casi-todo-terreno" y acercar al herido hasta la ambulancia. Tiene algo de chapa y pintura, nada que el reposo no pueda curar, pero se le llevan a hacer unas pruebas.  



Pasado el susto volvemos al párquing de Robledo, donde los de Nava recogen bártulos, intercambiamos impresiones y se inicia una especie de competición por ver la bici más ligera. Después de eso hasta me da vergüenza salir con mi BH Torrot.

Volvemos a casa dando un paseo por la cañada, hasta Trescasas donde me despido de Juan y Rober, que les cae la del pulpo volviendo a Palazuelos, parecía que se iba a desplomar el cielo.



A las 6 Juan me manda un SMS: "Zubi está bien, en casa, no tiene nada..."